Si piensas, como yo, que regularizar una actividad que destruye a las personas que la ejercen, que humilla, que sostiene la prevalencia de la fuerza bruta y del poder económico para subyugar no debería formar parte del mundo en el que quieres vivir, envíale a la Defensora de una parte del Pueblo (por lo que respecta a las prostitutas, no las defiende demasiado) un correo con el texto que reproduzco a continuación a registro@defensordelpueblo.es
Es oportuno demostrar que muchas personas estamos a favor de la abolición de la prostitución, y además, les daremos un poquito de trabajo a los del registro de su oficina. Difunde este texto urbi et orbe si te place.
Texto para copiar y pegar en tu correo:
La Defensora del Pueblo en funciones, María Luisa Cava de Llano, manifestaba el pasado día 11 de enero su opinión favorable a la regularización de la prostitución. Al margen de que sus opiniones descansen en viejos tópicos y argumentos que desde hace bastante tiempo ya han sido deconstruidos por el pensamiento feminista y otras disciplinas académicas, resulta llamativo que su punto de vista diste tanto de las recomendaciones que de forma mayoritaria sostienen, hoy por hoy, importantes organizaciones internacionales valedoras de los derechos humanos, actividad en la que se supone está íntimamente implicada la institución a la que representa. El debate no es que los proxenetas no abusen de las mujeres, la cuestión nuclear es que ellos sean tratados y considerados pura y simplemente delincuentes, en los términos que estableció el Convenio Internacional para la Represión de la Trata de personas y la Explotación de la Prostitución Ajena de Naciones Unidas de 12 de diciembre de 1949.
Apelar a estereotipos tales como que "La prostitución existe desde el principio de los tiempos…. ", es una afirmación carente de rigor y seriedad y que no presenta más utilidad que la de revalidar y convalidar prácticas de poder y desigualdad contra las mujeres.
El coraje político para resolver problemas no radica precisamente en normalizar esa práctica ancestral de acceso por precio al cuerpo de las mujeres, a la que recurren los hombres de todos los puntos del planeta, la valentía política se basa en adoptar iniciativas encaminadas a poner fin de una vez a esos privilegios ancestrales que no son más que manifestaciones de violencia y de poder.
En Suecia, Finlandia y Noruega han puesto en marcha políticas que descansan en tres pilares: el proxenetismo es una actividad ilegal perseguida por la ley, la compra de servicios sexuales es una actividad proscrita y sancionada por la ley y las mujeres en situación de prostitución gozan de mecanismos institucionales para dejar de ser explotadas sexualmente.
Este sí es coraje político, coraje para conseguir la igualdad real.
PLATAFORMA ESTATAL DE ORGANIZACIONES DE MUJERES POR LA ABOLICIÓN DE LA PROSTITUCIÓN
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