Si tuviéramos sindicatos y partidos politicos en la oposición fuertes, aún podría creer que las manifestaciones de hoy, los piquetes de trabajadores, los empleados que van a dejar de cobrar 50, 80, 100 euros por adherirse a la huelga serviría de algo, pero, llámame descreída, a estas alturas de mi vida estoy convencida de que, con nuestro bolsillo, lo único que hacemos en esta huelga es tocar la música para que los apoltronados, sus secuaces y sus contrincantes sigan danzando en perfecta armonía.
¿Queremos escapar del rodillo neocapitalista que nos aplasta? Paremos España. Pero parémosla de verdad. Empecemos hoy una huelga general y no volvamos a levantar las persianas hasta que los que quieren ahogarnos y quitarnos todos los beneficios sociales que tanto nos ha costado conseguir den un paso atrás al demostrarles que la unión sigue haciendo la fuerza. Sufriremos, pero la victoria sería más que probable. Eso sí, tenemos que estar dispuestos a abandonar este estilo de vida nuestro tan acomodado al que nos hemos acostumbrado tan rápido.
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