domingo, 5 de mayo de 2013

Felicidades mamá, aunque no sepas quién soy

Cuando, con sesenta y pico, me repetías lo mucho que echabas de menos a tu madre que murió siendo tú tan joven, pensaba que eras muy pesada. Y recuerdo también una de tus frases recurrentes: "ya me echarás de menos cuando no esté". Es verdad todo. Estos últimos cinco años has ido perdiendo la poco consciencia que te dejó aquel ictus tan grave el día de Nochevieja. Al principio, me conocías de forma intermitente, aunque para ti he sido tu hermana, tu prima, una mujer que te cuida y, sobre todo, tu madre. Pero, de vez en cuando, aún me reconocías. Ahora hace tiempo que ya no. Echo de menos poder explicarte las tribulaciones por la que estoy pasando, de las personales y de las de siempre. Echo de menos tu voz. ¿Como hubieras tenido la voz de ancianita? Supongo que fuerte, como siempre, segura, un punto desafiante y sorprendentemente dulce cuando menos lo esperaba.

Creo que jamás me he saltado el Día de la madre. Esta vez sí. Me rompe el corazón verte tan destruida. Pensé que era tan valiente como tú para estas cosas. Lo soy para otras, llevo toda la vida demostrándolo, pero me duele tanto pensar en ti tal y como estás. Te congelé en el tiempo guapa, alta, energía pura, subiendo las escaleras del colegio para rescatarme de aquel lugar horrible que me separó de ti a los cuatro años.

Tienes 90 y aún ríes con mis tontadas, aunque no sepas que soy yo. Como dice Pedro Guerra en una de sus canciones: "Hazlos reír y te darán la vida". Eso es lo que yo quiero, mami, que sigas en mi vida. Te quiero de aquí al cielo.