viernes, 30 de noviembre de 2007

Entre hoy y mañana va a haber una

explosión de lazos rojos en la blogueria, por lo del Día Mundial del Sida. Cualquiera que pase por este bloc (millón de personas más, millón de personas menos) si sabe leer también conoce las vías de contagio, el sexo seguro, etcétera, etcétera, etcétera. Y si por casualidad no lo sabes, te vas a Google y buscas "prevención sida" y te salen cientos de páginas con consejos. O llamas a tu médico, o a cualquier asociación que trabaje en el asunto.
Por eso, porque parece mentira que cada año tengamos que repetir lo mismo, porque es una vergüenza que no importe demasiado el drama que viven miles de personas en otros continentes, muriendo de cara a la pared para que los de éste sigamos siendo más ricos que nadie y porque estoy liada tabulando indicadores cualitativos de algo que ya explicaré otro día, o no, ya veré, (apasionante plan un viernes por la noche, hummm... ) sólo tengo tiempo para subir esta bonita foto llena de color y alegría, como una canción de Marisol.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Llevo bastante tiempo corriendo hacia ninguna parte, y

no se si ha sido gracias a los psicotrópicos o qué, pero creo que estoy recuperando mi vida de siempre. Estoy volviendo a llenar mi tiempo libre de citas con personas amables y dispuestas a hacer un paréntesis en el que acogerme, mis amigas y mis amigos. Tres trankimazines diarios y el día vuelve a tener 24 horas llenas de posibilidades. Y dentro de nada hasta volveré a leer por placer.

La cosa del ansiolítico también tiene su cara B. Esta noche he asistido como tertuliana a un debate maniqueo sobre prostitución en una tele local, de esas que sólo se ven cuando se terminan los valiums y haces zapping de madrugada. Bueno, pues una de las tertulianas, que no estaba precisamente de mi lado, gritaba mucho, que era su forma de transmitir que tenía la razón. Y yo, a la vez que la abrumaba con datos y más datos, la miraba sonriendo. Tanto la he sonreído que en un par de ocasiones me ha mirado un tanto perpleja, sin saber muy bien si tenía que meterse conmigo o levantarse y darme un beso. Menos mal que no ha hecho ni una cosa ni otra, era una mujer horrible. A cambio de gastar mi tiempo y mi esfuerzo en nada productivo, me han sentado justo al lado del presentador que tiene los ojos más bonitos del mundo, por encima de Paul Newman, Xavi y Dani, y eso es decir mucho. También le he sonreído a él, pero de tan cerca que ha podido ver mis pupilas dilatadas, estoy segura. ¡Mejor, que sepa desde el primer momento el tipo de mujer a la que no volverá a ver jamás!

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿De qué sirve hacer que un día cualquiera sea especial,


como hoy, 25 de noviembre, Día internacional contra la violencia de género? Quizá de poco, pero una servidora, con cierto trayecto en favor de los derechos humanos, puede asegurar que como gota malaya, el mensaje público va calando.

Recuerdo tiempos heroicos, a principio de los 90, cuando aprovechábamos el 1 de diciembre, Día Mundial contra el Sida, para salir a la calle y repartir información a la ciudadanía. Algunas personas, a punto de coger el folleto que les ofrecíamos sonrisa en ristre, al ver de qué trataba no sólo lo rechazaban sino que se apartaban y salían disparadas dándonos un rodeo, imagino que para evitar contagiarse de información. Años y años saliendo a la calle para visualizar el trabajo, la investigación, los avances en la lucha contra el VIH han logrado una sociedad mejor informada y, por tanto, menos intolerante, menos atemorizada y más activa en la defensa de los derechos de los enfermos de sida.

Con los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas, ex parejas, o cualquier bestia al que le plazca dejarse ir con un arrebato de violencia, la sensibilización ciudadana es más difícil y confieso que eso me tiene perpleja. Entiendo que en muchas familias se conoce el caso de un abuelo, un tío, un hermano, un bestia cualquiera, que ha zurrado a la parienta. Lo llevamos tan adentro, es tan natural que cualquier bestia le suelte un soplamocos a su mujer, o un "cállate, a ver qué vas a saber tú de ésto", y agresiones por el estilo, que nos parece normal. Pero "normal" no significa bueno, sino que la situación, por abundante y conveniente, es aceptada y más si favorece las estructuras de supremacía de un sexo sobre el otro.

Señores y señoras, deberíamos ir terminando con este statu quo que favorece que un hombre cualquiera posea patente de corso social para hacer lo que le venga en gana con una mujer, la suya u otra que le apetezca.
En una entrevista a la abogada Consuelo Abril encontré una reflexión que no se me había ocurrido, y mira que soy lista. La periodista preguntó "¿Qué habría pasado en España si, el año pasado (2006), en lugar de 68 mujeres hubieran sido asesinados 68 futbolistas o 68 taxistas?"

Estoy segura que este país nuestro, donde sigue en boga que a muchos hombres "no les gusta que [para ir] a los toros [su mujer se] ponga la minifalda", en el que seguimos con los estereotipos machistas ("no me puedo quejar porque mi marido me ayuda mucho en casa"), donde mujeres venden cemento en ropa interior, donde se hacen anuncios tan estúpidos como el de una marca de café basado en que los hombres sólo pueden hacer una cosa a la vez (¿me pregunto a que sexo pertenecía Einstein, Da Vinci, Marañón...?) aún nos costará entender que la justicia debe ocuparse severamente de quien conculca los derechos humanos.

Porque de eso de trata. Si tienen que existir leyes especiales para proteger a las mujeres es porque hasta hace poco no se trataba de igual forma la violencia ejercida contra un hombre que contra una mujer. Hace muy poco que se logró desterrar el término "violencia doméstica". Se acabó la trampa "lo que pase de puerta adentro es cosa nuestra". No bonito, no. Se te acabó el chollo.

Aunque voy acumulando -istas (periodista, publicista, socialista...) nunca me he definido como feminista, más bien como "personista" (para declararme humanista me falta sabiduría e inteligencia), y es desde esa postura que defiendo la carta de los derechos humanos, creo que el texto menos leído en el mundo después de El Quijote (a leído de verdad, me refiero), del que una de sus máximas impulsoras fue una mujer, dicho sea de paso. Con aplicarla se acabarían los problemas. Vamos, ¡hasta con leerla!

Al final, con esta entrada tan larga y deslavazada me gustaría transmitir que:

a) Somos las personas las que debemos ponernos las pilas para que esta mierda de asesinar a mujeres "porqué era mía", termine de una vez.

b) La violencia contra las mujeres no solo nos incumbe a nosotras. Va habiendo hombres que se unen a la lucha, pero aún son demasiado pocos. Chatos, ¡aupa!, ¡venga!

c) "Feminismo" no es el antónimo de "machismo". Feminismo es la defensa de los derechos de las personas, porque defender a las mujeres es defender también al resto de la humanidad. Machismo es ignorancia, brutalidad, conformismo, egoísmo, falta de empatía y absoluta indiferencia ante el sufrimiento del prójimo.
Ah, y eso de que el feminismo ha pasado de moda, nada de nada. Esto va por los rústicos y por las nenas "este rollo no va conmigo". Si va, chatina, si va.

d) Señoras, hacedme caso y al primer tortazo, físico o emocional, salid huyendo, a pesar de que luego el agresor os ponga ojos de cordero degollado. La violencia siempre va unida a la mentira y a la humillación y todas las personas nos merecemos lo mejor, vosotras incluidas.

Si os encontráis con una situación de violencia contra las mujeres o estáis inmersas en una, llamad a estos teléfonos. Son gratuitos, funcionan las 24 horas y están preparados para borrar cualquier pista para que el bestia del agresor no pueda pillar el móvil o a factura del teléfono y saber que habéis llamado.

España
900 191 010
900 152 152 (DTS mujeres sordas)

Catalunya
900 900 120


Dejo unos cuantos enlaces, por si os interesa investigar más allá de lo que publican los medios de comunicación ("Era un buen hombre", suelen decir los vecinos cuando el becario de turno les pregunta por el asesino. Y cuando lo oigo se me llevan los demonios).

Red feminista contra la violencia hacia las mujeres
Amnistía internacional: Campaña no más violencia contra las mujeres
Instituto de la mujer
Institut català de la dona
Asociación de hombres por la igualdad de género
Heterodoxia. Red de hombres profeministas

La foto de esta entrada pertenece al entierro de David Oliver, el joven que murió por defender a una mujer que estaba siendo agredida por el bestia de su novio. Es mi forma de darle las gracias a él y a todos los que compartís su pensamiento.

sábado, 24 de noviembre de 2007

"El Francisco Candel tiene amigos. Amigos del barrio


que fueron a la escuela cuando niños, con él. Amigos que trabajan de limpiabotas, de barberos, de mecánicos ajustadores y mecánicos electricistas, y, los más, de peones en la construcción, llevando gavetas de mortero sobre la cabeza en complicados equilibrios sobre los andamios. Algo más útil que el escribir y que también les da más dinero, más dinero que al Candel, se entiende. (...).
El José, manobra sin trabajo, insistió en una ocasión:

- Dime cómo comienza la novela, la primera línea, al pie de la lera.

- ¿Para qué?

- Por na. Yo quiero saberlo.

Los otros amigos lo disuadían.
- No seas pelma.
- Vosotros os calláis. Vosotros no entendéis. Vosotros...

El Francisco Candel, el Candel, el Paco, como le llaman sus amigos, al final, un día, se lo dijo:

- Empieza así: Solloza en viento entre los pinos.

Ni más ni menos
El José, al pronto, calló, pero luego se repuso.
- El viento no solloza

El Candel se encogió de hombros.

- Como quieras.

Los demás dijeron:

- No seas pipa.
Y la cosa no pasó de ahí."

Donde la ciudad cambia su nombre
Francisco Candel (1957)

martes, 20 de noviembre de 2007

Hace 32 años el día empezó bien. Nada más levantarnos

de la cama mis padres nos dijeron que no íbamos al cole porque Franco había muerto. Con mis doce años, a duras penas sabía quién era el difunto, pero sí percibía que algo pasaba y no sabía si era bueno o malo. Bueno, no ir al colegio era bueno, así que "a jugar". Primera cosa rara: "hoy no salís a la calle". Qué raro, si por lo general a mis padres ya les iba bien perdernos de vista.

A media mañana, aprovechando el día extra de fiesta, mi hermano y yo nos confabulamos para salir en secreto a comprar un pastel y una botella de sidra, la bebida preferida de mi madre y darle así una sorpresa para celebrar su cumpleaños. Lo primero era lo primero.

De regreso subíamos la pendiente de nuestra casa, pastel y botella de El Gaitero en mano, cuando vimos a mi padre y otros vecinos en corrillo, charlando en la calle. Mi padre, Ojo de Lince, nos divisó a lo lejos, fue hacia nosotros como una flecha y nos enganchó de los hombros, uno por hijo:

- "¿Se puede saber qué hacéis y donde os habéis metido?"
- "Es el cumpleaños de mamá. Hemos ido a por un pastel".
- "Ah, si, vale, entrad en casa...".

Y cada mochuelo-vecino regresó a su olivo. De tanto en tanto, los hombres y algunas mujeres salían de nuevo a la calle a comentar cosas en voz baja que no nos dejaban escuchar a los niños. Hubo cierta parálisis cuando el falangista del barrio, un ex-legionario, pintor de brocha gorda, alcohólico y medio indigente, paseó la calle envuelto en una bandera española, brazo en alto y tambaleándose mientras intentaba un paso marcial, alternando el llanto, los hipidos y el Cara al sol. Como el anciano era el abuelo amable y chistoso de una de mis amigas de la calle, le miré sin entender qué mosca le había picado. En cambio, sí pude sentir la prudencia del resto de los hombres. Otras veces, cuando paseaba borracho soltando burradas, algún vecino trataba de hacerle entrar en razón y le acompañaba a casa si era necesario. Ese día, el del cumpleaños de mi madre, nadie se movió.

A mediodía nos comimos el pastel y nos bebimos la sidra. Brindamos por mi madre, la señora estupenda de la foto. En mi casa no hubieron brindis anti-franquistas. No fue hasta dos días después cuando empecé a sospechar que mis padres, pena, lo que se dice pena por la muerte del dictador, no tenían.
Recuerdo estar viendo el funeral en televisión. Muchas personas guardaban cola durante horas sólo por pasar por delante del ataúd del general. Con mis doce pocos años le pregunté a mi padre porqué la gente esperaba horas de pie para ver a un muerto. Y mi padre me contestó: "algunos por asegurarse, hija. Algunos por asegurarse". La respuesta me resultó extraña. Le miré y vi que sonreía sin dejar de mirar la tele.

¡Felices 85 mami!
Y ya de paso, ¡felicidades Jordi!
Vaya dos naciendo el 20-N...

martes, 13 de noviembre de 2007

Me salen las noticias por las orejas, y de entre todas

destacaré que, por fin, Richard y Miguel se casarán en breve ("en breve", concepto difuso en el universo Archer que puede significar mañana por la tarde o dentro de unos meses). El caso es que no lo han hecho mal los tíos, no. Se casarán e inmediatamente tendrán una niña y un niño. O dos ahijados, que viene a ser lo mismo, y ya creciditos, que da mucha pereza estar en plena luna de miel y tener que levantarse a media noche para dar biberones. Mucho mejor empezar la emocionante travesía del matrimonio con una pareja de pre-adolescentes, con hormonas burbujeando por toda la casa, dónde va a parar.

Parece que si nada se tuerce, dentro de nada tendrán la custodia legal de los sobrinos de Rich. Ha sido un año cafre, cafre, pero están a punto de conseguirlo. Si hasta tienen de su parte al abogado del padre de las criaturas, también conocido como "parte contraria". A los que conocemos al sujeto no nos extraña nada.
En fin, chatos, muchas felicidades, por lo vuestro y por lo de los críos.
¡Eva, Dani, por fin podremos estrenar las pamelas!

No ha sido una pelea entre bandas.

Carlos Javier Palomino murió ayer peleando contra un grupo de extrema derecha que, prietas las filas, marchaba en metro para manifestarse contra la inmigración. Carlos Javier y su grupo de compañeros antifascitas tomaron el mismo vagón con el objetivo de reventar la concentración de los cabezas rapadas.
Carlos Javier (en la foto) tenía 16 años. El asesino, 19.

foto_carlos

lunes, 12 de noviembre de 2007

Como todo el mundo ya ha comentado

todo lo comentable sobre la Cumbre del Politono, con un Juan Carlos I nerviosito, un presidente de España que pone las cosas en su sitio sin levantar la voz (¡campeón!) y un ministro de Exteriores arrepintiéndose mucho de no haber marcado estomatología como primera opción a los veinte años, aprovecho que es lunes para avisarte que he añadido la nueva página de Pasqual Maragall a mis enlaces selectos.
También en castellano e inglés.

maragall

domingo, 4 de noviembre de 2007

sábado, 3 de noviembre de 2007

Sábado por la mañana, me conecto para leer

todos esos boletines que no puedo repasar entre semana y topo con una entrevista a Miguel Angel Rodríguez en El Plural. Rodríguez fue secretario de estado de Comunicación con el gobierno Aznar y luego se dedicó a sus labores en empresas de comunicación privadas. Ahora ejerce de vocero en toda tertulia marrullera que le pague. Nada en contra de que opine como elefante en cacharrería. Hay un público que quiere oírlo, para reafirmarse o para torturarse, y eso se paga.

La entrevista que he leído con este personaje se centra en la sentencia contra los autores del ataque terrorista del 11 de Marzo de 2004. Algunos espumarajos por la boca después se acaba el asunto del 11-M y la periodista pregunta por la Ley de Memoria Histórica. Y va Rodríguez (derecha) y dice que está de acuerdo con Felipe González (socialista), "hay que honrar a los españoles que se sientan heridos, pero, a lo mejor, no había que haberle dado rango de ley a la reparación. Creo que ese 'a lo mejor' de González es una especie de 'seguro que no'".
Miedo me da cuando los ultramontanos dan la razón a la izquierda. Es como la marea baja antes de un tsunami.

Bueno, eso es lo que me ha llamado la atención, pero la entrevista no tiene desperdicio. Hay un párrafo precioso en el que Rodríguez explica que el error de Aznar no fue estar en las Azores ni entrarnos en la guerra de Irak. Aznar la fastidió por no explicar a la ciudadanía que tomó la decisión de que España guerrease contra Irak porque no pudo luchar el día D contra el nazismo. Bueno, nunca sabré en que lado de la playa de Normandía hubiera estado el gobierno golpista de Franco aquel día, si la miseria en la que había sumido a España no se lo hubiera impedido.

tsunami