viernes, 25 de noviembre de 2005

Trident es mi dios y yo su profeta

Estoy alcanzando la categoría de rumiante otra vez. Masco y masco, en fresa, en menta, en clorofila y hasta en fabada si se diera el caso. Oh, cómo fumaría en ciertos momentos del día. Pero no, sólo masco. Y guarreo, para qué nos vamos a engañar. Agrupo con la lengua todo el chicle en las palas de delante y hago una bola a base de mordisquear la goma. Entonces lo estiro con los dedos (lejos lejos si no hay nadie cerca) y lo enrollo y vuelvo a estirarlo, y lo mordisqueo de nuevo y me lo vuelvo a meter en la boca. Hago globos y los peto con ruido. Y mientras tanto, no fumo. Después está la guarrada versión chupachup, pero eso lo cuento otro día. A punto de los seis meses y no hemos adelantado nada con el mono. Si a los nueve meses sigue conmigo le pondré nombre.

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Me estoy saliendo de madre

Y un dia me van a partir la cara. Hoy he quedado con Majo para tomar un algo. Venía con una amiga suya, que no iba a quedarse, aunque tomaba un café con nosotras y se iba. La chica quería fumarse un cigarrillo con el café y se ha ido con el cáncer a otra parte porque y, sin darme cuenta, me había sentado en la zona de no-fumadores; por casualidad, que ni he visto el cartel. Total, que encima le he dicho "prefiero que no me fumen". Pobre criatura. "No, no, si me fumo el cigarrillo en otro lado y me voy". Y así ha sido. Ha venido a despedirse, ya no ha estado tan simpática conmigo. Pero es que no puedo evitarlo. No quiero que me fumen. No quiero tener nada que ver con el cigarrillo. Aún me queda mucha rabia dentro. Excuso decir que cuando le digo a alguien que no quiero que me fumen, ni el tono y el gesto indica broma. Lo que digo va muy en serio, pero no debería ir en borde. Y lo estoy siendo mucho. No puedo evitar ir diciéndole a la gente que conozco y fuma que el tabaco da cáncer y que el cáncer mata pronto y mal. Y la respuesta popular es encoger el cuello y salir pitando de mi círculo de influencia verbal a fumarse con la calma.
La semana pasada entré con dos amigos en un estanco. Ellos necesitaban comprar tabaco y yo aproveché y me cargué de chicléts (sí, aún estoy en la etapa oral, pero es que mi día a día es de muchos nervios.) Aproveché para arengarlos contra el cigarrillo mientras buscaba monedas para pagar y al dárselas a la estanquera me encontré con su mirada. En la vida había visto tanto odio en una cara. Pensé que yo había estado totalmente fuera de lugar y que estaba a punto de convertirme en una cruzada apocalíptica anti tabaco sin que nadie me lo pidiera. Y también que me importaba una mierda el odio de la estanquera, aunque me supo mal haberla ofendido. Todo está siendo muy raro estos días. Me voy a dormir.

martes, 15 de noviembre de 2005

Ustedes son formidables

Ese era el título de un programa de radio de los años 50 que conducía el gran Alberto Oliveras. Y me va al pelo para agradecer todas las muestras de apoyo que he recibido, y que he transmitido puntualmente a Martita. Que también sirva esta entrada para decíos que os quiero mucho, pero que lo digo poco, y es que no se puede ser perfecta, ni aún siéndolo.

El tabaco mata. Y mata mal y pronto. A partir de esto, vosotros mismos. Colaboré con una asociación anti-sida durante casi diez años. El "a mi no me va a tocar" había sido el lema de las personas infectadas de VIH que venían a buscar apoyo, porque "sí toca". El virus también mata mal, aunque en ocasiones no tan rápido. El cigarrito, el piti, el cigarrin, el malborito... --ya le puedes llamar Boby, como a tu perro-- no es tu amigo. Es lo que te va a joder la vida y, aun peor, la vida de los que te rodean. "¿No me muero yo? ¡Pues haré lo que me dé la gana y seguiré fumando!". Vale, además de una postura de lo más inteligente, es una mentira como una casa. Porque cuando un amigo se muere, arrastra una parte de ti. Así que, aviso a navegantes, no quiero que se me muera ningún amigo más por culpa de la mierda del tabaco ¿vale? Eva y Vicens han empezado a intentarlo hoy. Es más probable que Eva sea la que lo pase más cafre: no sabes cuánto, cariño, pero vale la pena. Tú ganarás salud y El Corte Inglés ganará una pasta inhumana porque tendrás que comprarte ropa nueva un par de tallas más grande. Eso es lo de menos. En serio, si alguno de mis amigos me dice que tiene un cáncer por culpa del tabaco no llegará a morir porque haré que parezca un accidente. Estáis avisados.

domingo, 13 de noviembre de 2005

Marta me ha dejado sola

A las 6 menos cuarto de hoy hemos hablado y hemos quedado en que el próximo viernes la sacábamos de casa, aunque fuera en brazos. "No se, no se, estoy muy floja"."Bueno, pesada, ya veremos", me ha dicho. Un beso. Sí, un beso. Y tres horas después me ha llamado Eva llorando. "Amparo, que Javier dice que Marta se ha muerto". Cuando Julia ha logrado meterme en el taxi de su amigo Mariano y media hora después me ha dejado en Sugrañes 22, Javier, el marido de mi amiga estaba en el bar de al lado.Tenía que ir al tanatorio a arreglar los papeles y me ha pedido que hiciera algo. Amparo ha llamado a Sancho Davila, ha suplicado ayuda llorando y un enterrador, una hora después, ha venido a casa de Marta, a arreglar los papeles. Mientras esperaba que vinieran los del tanatorio, entre Amparo y Vicens hemos fregado la sangre del salón, porque ha muerto rápido, pero mal. Vinieron dos ambulancias e intentaron resucitarla, pero se les quedó en las manos. Y luego le he lavado la sangre de la cara y de su cuello con una toalla húmeda, para que el médico la viera presentable. La he besado. Estaba en la cama, fría, pero tanquila. Su marido seguía abajo, en el bar, muy afectado. Ha subido cuando le he llamado para que firmase los papeles del tanatorio.Yo me moría por dentro, pero he hecho lo que hago siempre, enterrar a mis amores. Sólo yo sé lo mucho que he querido a esta niña y me arrepiento tanto de habérselo dicho tan poco. Marta ha sido la única persona del mundo con la que he podido ser yo.
Ahora son las tres de la madrugada y sólo puedo llorar mi rabia. Rabia porque mi hermana no merecía morir a los 42 años por culpa del tabaco y porque me he quedado sola. Antes de que llegaran los del tanatorio y la metieran en la bolsa de plástico, mientras su marido seguia afectadísimo en el bar, entre Vicens y yo le hemos escogido un traje pantalón precioso de color marfil, su ropa interior exquisita, sus zapatos geniales y mañana veremos lo que han hecho con todo. Debería irse como vivió, como una de las mujeres más guapas, más sexis y más sobradas y estupendas de este siglo. No merecía morir como ha muerto, no merecía muchas de las situaciones que le ha tocado vivir. Es cierto que Marta ha sido muy amada y será llorada durante mucho tiempo. Yo la lloraré siempre. Y jamás olvidaré que ha sido el puto cigarrillo lo que la ha llevado a la muerte. Primero, la radio y la quimio. Más adelante, pesando 40 kilos. Esta tarde vomitando sangre y trozos de tráquea y yéndose tras una embolia, y todo por un camel tras otro, una mierda tras una mierda. La mayoría de los que leéis este blog no la conocíais. Marta ha sido una de la mujeres más espléndidas del universo. La venció el cáncer por culpa del cigarrillo. Esta noche me seria más fácil morir que seguir contando cosas. Cuando pase el calentón del entierro será horroroso. Este blog empezó porque Marta me retó a que las dos dejáramos de fumar. Yo dejé el tabaco. Ella me dejó a mi y jamás la perdonaré por ello. Me siento tan sóla, tan mal, me duele todo tanto. Se ha muerto mi hermana, la que siempre me prometió estar ahí, la que decía que siempre podia contar con ella, que mientras ella viviera no me faltaría nada. Marta, la que me protegía de todos y todo, la que era tres meses menos pero ejercía de hermana mayor, la que me abría los ojos a otras realidades. Ahora me falta todo. Sólo puedo llorar. Aún no puedo creerlo.

miércoles, 9 de noviembre de 2005

Inventando la sopa de ajo

O igual es verano y no me he enterado. O igual la redacción de El Periódico ha caído en manos de becarios de Geografía e Historia. No sé bien qué, pero algo está pasando en el mundo de la comunicación cuando en un medio como ese diario dedican el "tema del día" a demostrar el éxito del tabaco barato entre los jóvenes y otros individuos humanos de escaso poder adquisitivo. Como no compro El Periódico, sino que lo gorreo por internet, no puedo saber quién firma estos geniales reportajes de alta investigación, y es una pena porque me gustaría contrastar parecer con el genial periodista. ¿Así que las tabacaleras han sacado al mercado tabaco rubio barato para que lo consuman quienes no tienen mucha pasta? ¿Por qué un medio como El Periódico da tanto espacio a una información del género imbécil? ¿Cuál será el próximo reportaje? ¿La clase media entrampada hasta las cejas por las hipotecas compra muebles baratos en ikea como alternativa a utilizar sillas formadas por pilas de diarios viejos? ¿Los lapiceros escriben mejor si se les hace punta con cierta regularidad? No entiendo porqué nos explican la relación tabaco barato + poder adquisitivo limitado. Que yo recuerde, pocos de mi grupo empezamos fumando Wiston (entonces era "la marca"; el éxito de Malboro vino después.) Por lo general, comprábamos los cigarrillos de uno en uno (5 pesetas, 2 fortunas) con lo que, encima, evitábamos que nos descubriesen el paquete de droga en casa. Hasta fumar camel --en mi caso-- con despreocupación y alevosía, y encima comprarlo por cartones, pasaron muchos años. Bueno, nada, que hoy estoy un poco rabiosa, pero no por el tabaco (eh, que sigo con ganas pero abstinente) sino por las bajas presiones, la tormenta qu ha caído en Barcelona sin avisar y el sueño que tengo.

viernes, 4 de noviembre de 2005

¡Cinco meses y yo sin adsl!

No he podido dejar constancia del hito hasta hoy, dos días después. Es que he estado un tiempo sin conexión a internet por tocar lo que no debía. Claro que gracias a haber tocado lo que no debía ahora he podido recuperar la conexión sin pasar por caja. Una ventaja es una ventaja, venga de donde venga.
Ayer me hicieron la revisión médica laboral, no porque la necesitase, sino porque quiero aprovechar todo lo que me den en el trabajo que sea gratis. (Que nooooo, que los post-its y los pilot que saltan de la mesa de la oficina a nuestros bolsillos técnicamente no son un regaloooooo del jefe.) Total, que me hicieron una soplometría y tengo unos pulmones que ni el Johnny Weissmuller en sus mejores tiempos. ¡Ja! Y eso, fumando como una carretera desde los 14 o así. ¡Ahí es ná! Por eso no entiendo que aun saque el bofe en el cuarto tramo de escalera, o que siga sin poder hacer más de dos largos de piscina seguidos. ¿Será que estoy envejeciendo? A ver, porque sé que es así, pero tampoco hay para tanto ¿no? ¿Para qué habré dejado de fumar ya tan mayor?