miércoles, 27 de diciembre de 2006

Esta mañana, iniciando la formación del Nuevo

Trabajo 1 (NT1), nos han pedido que nos presentásemos al grupo. Una chica muy joven que tenía enfrente ha empezado a hablar tan bajito que todos hemos estirado una oreja en su dirección. Era tan bajo su volumen que la formadora le ha pedido que alzara la voz y ella ha contestado "es que siempre hablo flojito". Que gracia. Flojito, como el azul de cuando eres pequeño. O el rosa, o el verde. La chica ha explicado que está estudiando Interpretación de lenguaje de signos. He pensado que pocas veces una formación universitaria cuadra tanto con la persona que la realiza. También he conocido a un informático diplomado en Trabajo Social que promete grandes momentos a lo Groucho.

martes, 26 de diciembre de 2006

Bueno, pues no pasó lo que esperaba aunque

tampoco voy a quejarme, que ya estoy un poco harta de oírme. El viernes por la noche al llegar a casa encontré un correo-e diciéndome que no había sido la escogida para el trabajo al que postulaba. Me permití un rato de pena desconsolada que pasó más rápido de lo que esperaba y empecé a pensar ya en mañana, porque se presenta agitado. Por la mañana empiezo la formación (¡ja!) para bregar por las mañanas con clientes cabreados de una empresa líder del sector energético. En un descanso llamaré a la ETT para darme de baja del trabajo de la tarde, porque el día 2 de enero empiezo la formación (¡ja!) para bregar por las tardes con ciudadanos cabreados de la ciudad donde resido. Por la mañana un trabajo y por la tarde otro. Como trabajaré algunos sábados en ambas empresas tendré días libres entre semana, que espero poder invertir en entrevistas para otros trabajos. ¿Quiero quedarme el resto de mi vida en el telemárquetin? No. ¿Es, por ahora, la mejor opción? Sí, porque no me da ni medio dolor de cabeza y voy ingresando y cotizando, y porque hoy por hoy no soy capaz de encontrar nada más. La jornada es monstruosa, cierto, pero no es peor que las que he hecho en otros trabajos durante largas temporadas y encima teniendo que sonreír. En telemárquetin no es necesario. Tampoco es que premien el que vayas soltando espumarajos de rabia; digamos que con ser correcta es suficiente.

El otro día, en mi casi-ex-trabajo, estuve charlando con una teleperadora con la que estuve durante una semana mampara por mampara. La chica vende seguros de vida, repatriación y entierro a inmigrantes, con lo cual puedes imaginar mis caras ante algunas de sus conversaciones sobre el más allá con los posibles clientes. Unas muecas más tarde la chica fue riéndose y rindiéndose y se dejó interrogar. En posteriores encuentros en el comedor de empleados ha ido explicando más cosas. En el último café compartido me contó, feliz, que iba a cobrar un pico de comisiones justo antes de Navidad. En un punto de la conversación le hice una de mis preguntas estúpidas: "Pero esto del telemárquetin es para salir del paso ¿no? Quiero decir que buscarás algo más...", a lo que me contestó muy seria y algo perpleja "No, ¿por qué?" Allí recuperé cuerda como pude al vislumbrar el abismo que se abría ante mi pata y musité "no se... como has estudiado Corte y confección..." a lo que la chica respondió que en esta empresa estaba muy a gusto, quizá porque en la anterior la habían tratado muy mal, que con el tiempo podía subir a coordinadora y luego a supervisora y que, además, el trabajo le gustaba. A partir de ahí me limité a "ajá", "claro que si", que bien", sin aventurarme más y desde entonces estoy dándole vueltas a esa conversación. A veces la ambición no es buena, no "suma" que diría un ex-jefe que tuve que en ocasiones creía ser una lechuga. En la vida hay momentos y momentos. Yo estoy en el de esperar agazapada y practicar la calma que me permite conocer a personas deliciosas. Estoy viviendo una cura de humildad no buscada pero que empiezo a apreciar. Apenas llevo un mes en la empresa que dejaré el viernes y ya se que echaré en falta a varias compañeras. Espero que a ellas les pase lo mismo conmigo porque al final eso es lo que nos queda.

jueves, 21 de diciembre de 2006

A todos los que pasáis por aquí alguna vez ;-)




Se que llegará el dia en que haga algo más que

trabajar y acudir a entrevistas de trabajo, pero hoy por hoy es lo que hay. Esta mañana he hecho una para jefa de comunicación en un sitio genial. La verdad es que de todas las entrevistas que llevo, ésta ha sido la mejor, a pesar de que me han pillado por sorpresa y he tenido que improvisar un plan de comunicación, una nota de prensa y un plan de difusión en una hora (todo.) Bueno, por lo menos he pasado la criba de los curris, que ya es algo con los tiempos que corren. El sueldo no es para tirar cohetes, pero con eso soy capaz de vivir. Cuando digo vivir me refiero a volver a salir a cenar, tomar copas por ahí (en bares sin humo a poder ser), ver películas en el cine, ir a la HappyBooks, o a la Laie o a la Casa del Libro y dejar suelta mi parte compulsiva, preferentemente en rústica, hacer regalos a los amigos, ir al teatro y todas esas cosas que se hacen cuando tienes una nómina. Bueeeeno, antes de empezar a soñar te diré que tendré el resultado de la entrevista este viernes. Si es para bien se lo haré saber al mundo empezando por ti. Si es para mal volveré a cubrirme con la losa hasta el miércoles 27, primer día de formación de mi nuevo trabajo por las mañanas. Ah, no te lo he dicho, ahora me veo en el brete de decidir si dejo el trabajo de la tarde de una vez, porque ya tengo apalabrado otro para sustituirlo. No debería quejarme tanto. Hay personas que ni siquiera pueden optar a un trabajo y yo tengo uno fijo y dos esperando. De teleoperator, pero trabajo al fin. No me quejaré más, no me quejaré más. Va. Ay, Señor, creo que eso será imposible. ¡Quiero que ya sea viernes y salir de dudas! (ni siquiera me importa envejecer más rápido con tal de que llegue pronto el veredicto.)

viernes, 15 de diciembre de 2006

Aquí, la boquita de piñón, ha soltado un "¡me tienen

hartaaaaa los malditos niños que contestan el teléfonoooooo!", algo bastante trivial si no fuera porque se lo he gritado a la oreja de una pobre mujer a la que tenía que persuadir para quedarse con una tarjeta de crédito que ni falta le hacía. La señora en cuestión ha contestado un lacónico "ah, pues muy bien...", que hasta parecía estar de acuerdo, y yo he cancelado la llamada antes de darle mi nombre (Marta Pérez). El ejercicio de mi profesión tiene esos riesgos, que te confías en una cadencia llamatriz y de pronto viene un informático sádico al que ni conoces, acelera la entrada de llamadas y para cuando te quieres dar cuenta ya le has soltado alguna barbaridad a alguien. ¿Eso me preocupa? No, porque ya de natural soy bastante... digamos que "creativa" a la hora de expresarme; no tiene mérito, es un don, o quizá un gen familiar mutado. El problema es que todo lo que hablamos se graba y siendo viernes imagino a un cliente ocioso enganchado a los auriculares, escuchando todo lo que decimos y nos dicen. Ya se que tú encontrarías cosas más interesantes que hacer un viernes por la tarde, probablemente porque no eres cliente, o porque no te dedicas al márqueting, o porque tu cerebro es normal y no ha mutado tras seminarios esadeieseeada.
Ah, ¿que por qué estoy harta de niños que contestan el teléfono? ¿Sabes lo agradable que resulta, tras ciento veinte o ciento treinta micro-conversaciones, que un mocoso de cuatro años descuelgue el auricular y a pleno pulmón suelte "¡digaaaaaaaaaaaaaaa!" con esa voz de pito tan peculiar que les sale a esa edad? Lo único bueno es que si estás medio dormida te despiertas de golpe (con ansia asesina, pero de golpe). Aunque lo mejor está por llegar. Mientras te acuerdas de su padre y de su madre alternativamente le preguntas, con la voz más dulce que encuentras en tus entretelas, "¿puedes decirle a Fulanita de Tal que se ponga?", el enano reconcentrao se queda en silencio diez segundos para soltar luego "¡noooooo!" y colgar. Vamos, que estás por volver a llamar y si se pone la criaturita gritarle "¡los Reyes son los padreees!", como hace años Richard aulló a los niños que esperaban la cabalgata en venganza por quedarse atascado entre carroza y carroza al empeñarse en atravesar Barcelona en coche un 5 de enero al atardecer. Yo iba con él y aún me río al recordarlo.

martes, 12 de diciembre de 2006

Tenemos un héroe en el trabajo. Se llama Xavier y

hoy, cuando ha salido a tomar un café en su tiempo de descanso, se ha encontrado en la calle a un mal bicho amenazando con un cuchillo a una mujer. Xavier ha ido hacia el cafre y le ha paralizado con dos gritos. El bruto, con rollito corporativo, le ha contestado que la mujer era su novia y ahí mi compañero ha estado soberbio. Le ha dicho "¿y qué que sea tu novia? ¿qué quieres decir con eso? ¡Trae para acá!", le ha quitado el cuchillo y le ha roto el filo pisándolo con la bota antes de tirarlo por una alcantarilla. El mostrenco ha puesto pies en polvorosa y la novia en cuestión se ha quedado por allí. La verdad es que el caso no tiene buen pronóstico. Como tantas mujeres maltratadas, lo más posible es que ella regrese con el, porque él la busque, porque le busque ella. A saber que historia hay detrás para que una persona se deje maltratar hasta ese punto.
A todo esto, en el trabajo le han preguntado a Xavier porqué había alargado el descanso y ha sido cuando ha tenido que explicar el rifirafe. Yo le he declarado mi héroe en voz alta y en seguida hemos regresado a la cadena de montaje. Una mujer -porque algunas también son estupendas- le ha preguntado con tonillo victoriano "ah ¿y no has tenido miedo de que te hiciera daño?" y Xavier, aun calentito, ha soltado, "¿"miedo"? Yo no me estoy por hostias, y en estos casos, menos". Xavier es un pieza con pinta de rockero inmortal que debe medir metro noventa, lleva melena por debajo de los hombros y tiene voz y ojos de buena persona. Con más de éstos en la vida seguro que las alimañas con cuchillo irían menguando.

Buenas noticias de última hora: Pinochet sigue muerto.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Ha muerto Pinochet, uno de los mayores asesinos

del siglo pasado. Al parecer grupos de simpatizantes del genocida que seguían su evolución apostados fuera del hospital han roto a llorar cuando han sabido que el dictador se había ido definitivamente. Estoy segura que habrán miles de chilenos que hoy también llorarán en sus casas recordando a todos los que este criminal y sus secuaces se llevaron por delante. La lástima es que los de su calaña suelen morir en una cama, rodeados de comodidades. Bueno, sea como sea, hoy es un gran día.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Max es el gatazo más guapo que he conocido en

mi vida, y te aseguro que han sido unos cuantos. Hace años que le conozco y recuerdo que la primera vez me dejó sin aliento. A mi a me pasan estas cosas, vendría a ser como la Stendhal de la belleza cotidiana aunque en vez de desmayarme por ahí siento una absoluta necesidad de mirar la fuente de la belleza. Pues eso me pasa con Max. Es un gato-perro al que le fascina que le acaricien la cabeza. Su pelo tiene varios tonos de gris, sus ojos son amarillos y tiene la piel azul. Si no estás iniciado en esto de los gatos aristocráticos (Max tiene apellidos) quizá te choque tanta variedad cromática; ya, te entiendo. Max es el George Clooney de los gatos. Sabe que es guapo a morir pero te pedirá con humildad que le rasques detrás de las orejas como si tu mano fuera el único objeto deseable de este mundo, y si la retiras por un momento la buscará y la empujará hasta que vuelvas a su actividad preferida, que sigas rascándole detrás de las orejas, por el cuello, la barbilla. Guapo, simpático y vive en una casa con parquet, un gran partido si fuera un hombre con un único e insalvable inconveniente si un genio saliera de pronto de una lata de cocacola dispuesto a conceder un deseo: Max está castrado. Anoche, Duaita, nuestra amiga común, me invitó a cenar y no pude evitar pedirle una foto de él para colgarla aquí. Maximilian, gran bicho y mejor gato.

miércoles, 6 de diciembre de 2006

Breve visión antropológica desde la fábrica de llamar (1)

Formas que tienen los clientes de contestar al teléfono
Di
Dime
Qué
Qué pasa (arco tonal desde el despiste hasta la impaciencia)
Venga
Bai
Hola
Diga
Dígame
Si
Eh (modulación gutural amplia en correlación con la presión que ejerce la boina)
Ya
No
A veeeer
... (silencio)
Ahora no que juega el Barça

Formas que tienen los clientes de despedirse al finalizar la llamada
Adios
Buenas tardes
Hala pues
Valeeeee
Chao
Hala
Hala, hala (variedad de la anterior subgrupo apremiante)
Bueno
Nadaaaaaaa (arco tonal amistoso)
Ya
Ya, yaaaa (variedad de la anterior, subgrupo "que no te compro ná, que te caaaalleeees")

lunes, 4 de diciembre de 2006

La versión doméstica de los 4400 está en mi

trabajo. Hoy lunes he llegado a mi estupenda plataforma de telemárqueting y cinco de los seis que la formábamos habían desaparecido. Sin pensarlo, he corrido a remojar mis barbas. Es que esto último no lo conté porque el jueves estaba mala malísima, pero ese día vino el cliente de Madrid y realizó una escabechina. Esta tarde he sabido que la única teleoperadora que les gustó fui yo, así que el resto se ha ido a la calle. ¿Malos teleoperadores? Nooooo. Funesta selección de personal por parte de la ETT, primero y funesta supervisión de la empresa segundo. Vamos a ver, a vender se aprende, pero no en una semana y menos con unas herramientas de venta que parecen sacadas del tocador de Barbie. ¿He dicho en algún momento que estoy un poco hartita de los malos profesionales que se libran de las consecuencias (quedarse en paro, por ejemplo) de sus errores? ¿Quizá me repito si saco a colación que vivimos en una era mediocre donde impera el principio de Peter? Ah, lo mejor ha sido cuando la coordinadora, bastante agradable hasta el viernes, al terminar la jornada de hoy, a pesar de que la mitad del nuevo equipo ha empezado a trabajar a mitad de jornada porque hoy mismo les han hecho la formación antes de soltarles ante los leones, ha dicho a modo de hiphiphurra con un tonillo lúgubre: "hoy hemos obtenido un resultado mediano". Bien, chata, has hecho lo preciso para animar a un equipo nuevo y acongojado por los precedentes. Ah, por si faltaba algo, esta semana sólo trabajaré dos días, así que sólo cobraré dos días. Mecachis en las fiestas y los puentes, visto desde el convenio de telemárqueting, que si no fuera por eso me alegraría mucho-muchísimo, como siempre. Como me consta que este blog no lo visitan niños (excepto Isaac de vez en cuando, pero como ya tiene 12 es casi, casi mayor ;-) a continuación te muestro unas imágenes terroríficas de la fábrica de llamar. Si no resistes las emociones fuertes será mejor que cambies de página.

Las inquietantes máquinas de venta automática.

¿Son sólo taquillas? Y si es así ¿qué guardan dentro?


¿Debería darme paz de espíritu trabajar al lado de éstos?
Lo de "últimos días" ¿tendrá doble significado?

Hosanna.

sábado, 2 de diciembre de 2006

Dieciocho meses separados

Más me vale, porque sigo pendiente de él y no me conviene. Un año y medio sin cigarrillo, que se dice pronto y que sólo los que hemos fumado tanto y tan a gusto sabemos lo que significa. Llevo cinco días con unas espléndidas anginas, incluido dolor de oidos (amabilísimos ellos, se alternan: ahora me duele el derecho, ahora el izquierdo) y hasta un ojo hinchado. Ya, podría ir al médico si no fuera por la manía que le tengo a la profesión en general. Debo tener una infección o algo por el estilo que espero pase pronto. La pregunta que me hago es ¿durante mi vida toxi no me costipaba porque era más joven o porque la nicotina mantenía a raya a los virus? Nunca lo sabré. Si pregunto a mi médico de cabecera me dirá que ahora estoy infinitamente mejor. Si lo pregunto en Altadis me dirán lo contrario. ¿Quién sabe la verdad? Hasta oí que alguien en televisión decía que los cigarrillos contienen polonio, el topping preferido de Putin que dicen las malas lenguas. Bueno, el caso es que llevo un año y medio en la brecha. Campeona.