lunes, 4 de diciembre de 2006

La versión doméstica de los 4400 está en mi

trabajo. Hoy lunes he llegado a mi estupenda plataforma de telemárqueting y cinco de los seis que la formábamos habían desaparecido. Sin pensarlo, he corrido a remojar mis barbas. Es que esto último no lo conté porque el jueves estaba mala malísima, pero ese día vino el cliente de Madrid y realizó una escabechina. Esta tarde he sabido que la única teleoperadora que les gustó fui yo, así que el resto se ha ido a la calle. ¿Malos teleoperadores? Nooooo. Funesta selección de personal por parte de la ETT, primero y funesta supervisión de la empresa segundo. Vamos a ver, a vender se aprende, pero no en una semana y menos con unas herramientas de venta que parecen sacadas del tocador de Barbie. ¿He dicho en algún momento que estoy un poco hartita de los malos profesionales que se libran de las consecuencias (quedarse en paro, por ejemplo) de sus errores? ¿Quizá me repito si saco a colación que vivimos en una era mediocre donde impera el principio de Peter? Ah, lo mejor ha sido cuando la coordinadora, bastante agradable hasta el viernes, al terminar la jornada de hoy, a pesar de que la mitad del nuevo equipo ha empezado a trabajar a mitad de jornada porque hoy mismo les han hecho la formación antes de soltarles ante los leones, ha dicho a modo de hiphiphurra con un tonillo lúgubre: "hoy hemos obtenido un resultado mediano". Bien, chata, has hecho lo preciso para animar a un equipo nuevo y acongojado por los precedentes. Ah, por si faltaba algo, esta semana sólo trabajaré dos días, así que sólo cobraré dos días. Mecachis en las fiestas y los puentes, visto desde el convenio de telemárqueting, que si no fuera por eso me alegraría mucho-muchísimo, como siempre. Como me consta que este blog no lo visitan niños (excepto Isaac de vez en cuando, pero como ya tiene 12 es casi, casi mayor ;-) a continuación te muestro unas imágenes terroríficas de la fábrica de llamar. Si no resistes las emociones fuertes será mejor que cambies de página.

Las inquietantes máquinas de venta automática.

¿Son sólo taquillas? Y si es así ¿qué guardan dentro?


¿Debería darme paz de espíritu trabajar al lado de éstos?
Lo de "últimos días" ¿tendrá doble significado?

Hosanna.

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