martes, 28 de febrero de 2006

Se abre la veda

para que cualquiera que quiera le ponga nombre al mono. Dije que si a los nueve meses de dejar el camellito seguía conviviendo con él, le pondría nombre. Prefiero no ponérselo yo porque tiendo a llamar Boby a todos los animales machos que pasan por mi vida. Bueno, excepto a los peces, que les llamo Moby Dick, pero porque soy incapaz de descifrar el sexo de un pez, ni en los momentos más íntimos intercambiandonos confidencias. A lo que iba. Si lees ésto y se te ocurre un nombre, dímelo. Dejaré el plazo abierto unos días, los que me parezcan apropiados antes de cerrar el bombo. Por favor, no aproveches para vengarte de la vida enviándome un nombre más propio de un rey visigodo que de un mono normal y corriente. Porque mi mono es cabrón, pero de lo más sencillo y aún me acompañará suficiente tiempo como para llamarle algo agradable. Richard, puedes volver a participar si me juras tomarte la medicación antes de enviarme nuevas propuestas, que aún me estoy recuperando de las anteriores. Te lo comento desde la cordialidad y el respeto, por descontado. Hala, me voy a ver una película mala malísimaen la que sale Treat Williams, el cuerpo danone de Hair con años sufcientes para resultar interesante. Y es que la vida tiene estas pequeñas compensaciones. Dentro de cuarenta y ocho horas volveré por aquí, para dejar constancia de los 9 meses (ya... )

jueves, 23 de febrero de 2006

Isla Tortuga es un rincón de mi imaginación

a donde voy siempre que quiero escapar. Allí el dia empieza al atardecer y todos los isleños nos reunimos en la playa para ver como desaparece el sol en el horizonte, como en Kumharas. Ya de noche nos reunimos alrededor de hogueras que salen de la arena, bebiendo ron mientras unos explican sus aventuras como bucaneros y otros escuchamos, reímos y cantamos. No hay que trabajar; todos vivimos del fruto de los saqueos de los barcos españoles y franceses. Vestimos ropas ligeras y casi siempre andamos descalzos. Hay tiempo para leer, para amar y para escuchar las historias de los amigos mientras tomamos café acompañado de cigarrillos. En Tortuga no existe el cáncer ni las autoridades sanitarias.
La otra Isla Tortuga está en Haití.

miércoles, 15 de febrero de 2006

Simplificando, vaya mierda de día

por varios motivos en los que no voy a entrar. No ha amanecido mal, pero ha empezado a torcerse sobre las 9.30 de la mañana, que sigue siendo bastante temprano para cualquier cosa. Lo peor de un día como éste es que lo ves venir, y por mucho que te empeñes en ir en dirección contraria, todo te empuja al abismo. Hacia las 7 de la tarde --¡anda, justo al salir de la agencia!-- el ambiente ha empezado a mejorar y ahora, aunque el entorno me es favorable, estoy agotada. Encima, me he puesto a pensar en la finalidad de este blog. Empezó siendo diana para los dardos del mono pero ahora empieza a no tener sentido. Por ejemplo, hace un año, un día como hoy me habría fumado los dos paquetes de cigarrillos más lo que hubiera podido gorrear empujada por la desesperación. Vale, hoy no lo he hecho ¿y qué? ¿me van a dar el Óscar? Lo que de verdad me importa es no pasar jornadas como la de hoy, ya que no tengo suficientes facilidades para irme al Prat, comprar un billete, sólo ida, a Isla Tortuga, y no regresar hasta que tenga ganas de volver.

jueves, 9 de febrero de 2006

Eva lleva 6 días sin fumar

y por correo-e ¡hasta parece contenta! Qué curioso, comimos juntas el otro día, tras encontrarnos por la calle sin saber que trabajábamos a dos manzanas de distancia, y empezamos a ponernos al día. Por descontado, antes de "hola" le dije que no fumaba y eso la impresionó hasta el punto de dejar el tabaco. Dice que si alguien tan "tan" como yo ha podido dejarlo, valía la pena intentarlo. Bueno, esto y una noche hiper tóxica con resaca de humo y culpabilidad posterior. Espero que Evita siga en la brecha. No es fácil, pero si te concentras en enlazar un día con otro día con otro día, es posible conseguirlo. ¡Bravo niña!

miércoles, 8 de febrero de 2006

Silvia es mi memoria

Porque ella dice que se olvida de todo, pero empiezo a sospechar que es una excusa para que no la mareemos. Que si el mundo supiera todo de lo que es capaz, la pobre estaría peor que el niño de las dos madres antes de que Salomón decidiera que ya había bastante de tanta tontería. Bueno, pues esta tarde en la agencia, mientras decidíamos si ponernos a trabajar o continuar charlando, he empezado a explicar mi trauma con el tabaco a la única persona del mundo que aún no lo había escuchado y pobrecilla, no podía escapar con facilidad. De mi trauma he pasado al libro del Allan Carr (no lo he terminado, pero la crítica que resultará no tiene buen pronóstico... ) y Silvia me ha preguntado si el sistema funcionaba. Le he dicho que me temía que no, porque para mi lo importante para dejar de fumar es el compromiso personal, hacer una apuesta con una misma, más que lo que un terapeuta a distancia y mediante un libro pueda influir. Y ahí ha sido cuando mi Memoria ha dicho que le parecía muy bonito lo de apostar con uno mismo. Y por eso, cuando me he puesto a escribir aquí, recordaba el elogio, pero no el motivo de tal. Bendita Amena, a golpe de sms he podido recuperar qué había dicho que le gustase a Silvia y ¡helo! En esto de dejar adicciones, a cada uno le funciona lo que le funciona. Para mi, dejar de fumar significa saber que puedo mantenerme así, aunque en algunos momentos me apetece tanto que por una calada sería capaz de no volver a a besar a George Clooney. Si no fuera porque el paso del tiempo me envejece, desearía que ya hubiera pasado el año, a ver si el mono me deja por otra u otro.
















Fantástico dibujo que me ha enviado Roser para el blog. Real como la vida sin humo misma ;-)

jueves, 2 de febrero de 2006

Ocho rima con bizcocho

Y con otras palabras, pero como siempre tiro al dulce... El contador de días ganados al cáncer aún no ha cambiado, pero hoy es día 2 y eso significa que ya llevo 8 meses recuperando capacidad pulmonar, mejorando mi tez y aumentando desproporcionadamente mi calidad de vida gracias a no fumar. Por tanto, al margen de lo que diga el quitómetro, ¡bravo, Amparo! ¡eres una campeona! (¡a ver si va a ser Benedicto Raztinguer el único que pueda hablar de sí mismo desdoblado sin que le receten psicotrópicos! ¡hombre ya!)
Bien, ya está. He llegado a los ocho. Sigo teniendo ganas de fumar, sobre todo en el trabajo porque comparto estrés con tres chimeneitas, encantadoras ellas pero super tóxicas y claro, aunque salen a fumar no puedo evitar olfatear de ez en cuando. Y porque, contrariamente al libro de Allan Carr que estoy leyendo, como me comprometí con la editorial, sólo me apoyo en mi fuerza de voluntad, aunque muchos días ni siquiera recuerdo que el tabaco existe. Bueno, dice Mercé que esto es bueno. Me voy a la cama, que mañana a las 8 me toca inicio de singladura con las Cocoon.