Y con otras palabras, pero como siempre tiro al dulce... El contador de días ganados al cáncer aún no ha cambiado, pero hoy es día 2 y eso significa que ya llevo 8 meses recuperando capacidad pulmonar, mejorando mi tez y aumentando desproporcionadamente mi calidad de vida gracias a no fumar. Por tanto, al margen de lo que diga el quitómetro, ¡bravo, Amparo! ¡eres una campeona! (¡a ver si va a ser Benedicto Raztinguer el único que pueda hablar de sí mismo desdoblado sin que le receten psicotrópicos! ¡hombre ya!)
Bien, ya está. He llegado a los ocho. Sigo teniendo ganas de fumar, sobre todo en el trabajo porque comparto estrés con tres chimeneitas, encantadoras ellas pero super tóxicas y claro, aunque salen a fumar no puedo evitar olfatear de ez en cuando. Y porque, contrariamente al libro de Allan Carr que estoy leyendo, como me comprometí con la editorial, sólo me apoyo en mi fuerza de voluntad, aunque muchos días ni siquiera recuerdo que el tabaco existe. Bueno, dice Mercé que esto es bueno. Me voy a la cama, que mañana a las 8 me toca inicio de singladura con las Cocoon.
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