sábado, 16 de julio de 2005

Otra vez Xavi

No sólo fuma, sino que tiene el mismo cenicero que yo tenía, uno super sesentoso, redondo, como las sillas de "2001" pero con tapa, para encerrar colillas y colillas (caben 20 con holgura, solvencia contrastada.) Me lo regaló Mónica para uno de mis cumples y vive dios que mientras estuvo en mi poder cumplió como pocos ceniceros lo han hecho. Y aquí estoy, en su casa, delante del ordenador, con el cenicero kubrickiano a mi izquierda y un sendo paquete de malboro a mi derecha. Y no malboro light, sino el de verdad, el de la calada potente. Como Xavi es un buen amigo me ha dejado al alcance un estupendo Marqués de Riscal que me acompaña mientras yo actualizo y él cocina. Igual debería dejar esto e ir a ayudarle, claro que debería hacer tantas cosas que no hago... Y además, las cocinas suelen ser territorios muy íntimos, casi tanto como los cuartos de baño. Si yo fuese super rica, pero rica de las que jamás saben en qué día viven ni qué tarjeta les da puntos descuento, tendría un baño de invitados totalmente aséptico y mis amigos jamás sabrían dónde está el baño de mi casa. Es el único espacio que descubre t-o-d-o-s los secretos de una persona. O, por lo menos, de una persona como yo.
El miércoles acabo el trabajo estresante. Por una parte me quedo en el paro. Y por la otra parte doy gracias al cielo porque estaba físicamente en la ruina.
Propósitos para la próxima semana: dejar de comer y aprender inglés. ¡Ja! Que noooo, que sólo me concentraré en dejar de comeeeeer.
La mesa está servida. Me voy a cenar lomo a la cerveza, ensalada César, queso de cabra buenísimo y más cosas que aún no sé.

lunes, 11 de julio de 2005

Enfilando el segundo mes

Trabajar, comer y dormir. Sólo tengo tiempo para pensar en estas tres cosas. Estoy metida en un trabajo tan estresante que si aún fumara no bajaría de los tres paquetes diarios. ¡Soy la bomba! A lo máximo que he llegado ha sido a aspirar con cierta fruición el humo despistado de algún malborillo ajeno, pero eso no es pecado, y si lo és, será venial.
Estoy pensando seriamente en convertirme en una "ex" chuga. Amargarles la vida a los fumadores, reivindicar los derechos de los pasivos, reclamar un espacio sin humo en los restaurantes a los que vaya, toser con impertinencia cuando alguien encienda un cigarrillo cerca de mi... no se, lo normal que hacen algunos no fumadores, principalmente por diversión. No se, voy a madurarlo un poco más. De momento, constato que paso bastantes momentos sin recordar que fumaba, y eso es positivo. También es cierto que, de vez en cuando y no todos los días, me salta el piloto automático y me asaltan las ganas de fumar, pero me duran diez segundos. Cuando el ansia excede de ese tiempo le digo a quien tenga delante "qué ganas tengo de fumar ahora mismo" y la respuesta de mi interlocutor siempre es positiva y de refuerzo para que no lo haga. Lo que oculto, y lo confieso, son las pocas veces en que, olvidando dónde y con quién estaba, me he concentrado en evitar matar esa colilla, sacar ese cigarrillo de ese paquete ajeno, darle una calada a ese piti (...si sólo será una... ) Lo dicho, soy la bomba.
Cosas buenas: mi aliento matutino ya no se confunde con el de un dragón.
Peso: Tras el pánico inicial, calculo que he aumentado unos cuatro kilos, nada irreparable. (Vas listo si piensas que pondré mi peso por escrito.)