miércoles, 10 de noviembre de 2010

Me sumo a la condena de la Generalitat de Catalunya por la

masacre de Gdeim Iziko (Sahara Occiental) perpetrada por Marruecos con la complicidad de medio planeta. Las negritas son mías:

La Oficina de Promoción de la Paz y los Derechos Humanos de la Generalidad de Cataluña expresa su condena por el uso de la violencia en el asalto al campamento saharaui de El Aaiún.
A pesar de la confusión que actualmente aún se cierne sobre el asalto al campamento de Gdeim Iziko, de la capital del Sáhara Occidental, desde la Oficina de Promoción de la Paz y los Derechos Humanos debemos rechazar en primer término el asalto de las autoridades marroquíes a un campamento organizado para protestar pacíficamente por la defensa de los derechos de los saharauis. Un asalto que hasta ahora parece haber provocado una decena de muertos, además de numerosos heridos y desaparecidos.
Los derechos fundamentales, que forman parte de la seguridad de los seres humanos, y que no pueden ser respetados ni ejercidos en el Sahara occidental, han sufrido un nuevo ataque.
El conflicto por el Sáhara Occidental sobrevive desde hace más de tres décadas, alimentado por la intolerancia y la falta de voluntad para buscar una salida política negociada y un reconocimiento de derechos a una población que se encuentra marginada y desatendida, si no fuera por el atención que le presta la cooperación internacional de larga duración.
Los intentos de negociación auspiciados por Naciones Unidas, aquellos que proponen una solución regional o incluso aquellos que sólo interpretan la resolución del conflicto en clave nacional, no podrán prosperar en un contexto en que la falta de diálogo y la represión ante cualquier forma de protesta son reacciones que las autoridades marroquíes repiten continuamente en momentos en que se dan oportunidades para el diálogo y la paz.
Marruecos debe entender que, desde el punto de vista internacional, no puede seguir manteniendo una situación anacrónica en el Sáhara Occidental, ya que la falta de respeto de los derechos y el no reconocimiento del derecho de un pueblo a disponer de su territorio y de su forma de autogestión, lesiona su propia imagen.
Un país que afirma haber hecho avances fundamentales en el terreno de la democratización y del fomento de los derechos humanos ha de poder afrontar de manera estratégica, y no únicamente táctica, la búsqueda de una solución negociada al conflicto.
Marruecos ha hecho en los últimos años reformas constitucionales, ha modificado el código de la familia y ha proclamado su adhesión a los Objetivos del Milenio de Naciones Unidas. En este contexto no puede continuar obstruyendo la búsqueda de una solución negociada.
La Unión Europea, los organismos internacionales y el Gobierno español tienen en este contexto un papel relevante a jugar. Deben hacer entender a Marruecos que tener relaciones privilegiadas con sus socios del norte también implica el mantenimiento del respeto de los derechos humanos y la búsqueda de un futuro común y compartido para las poblaciones que conviven en uno y otro lado del Mediterráneo.
Barcelona, 9 de noviembre de 2010
Más información: Territorios ocupados minuto a minuto

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