lunes, 20 de marzo de 2017

Sexo, libertad, magia, luces, música...

y mucho más fue Studio 54. La sucursal de esa disco en Barcelona dejó muy buen recuerdo entre los de mi generación, pero no puedo evitar pensar en la de la Calle 54 oeste de Nueva York siempre que alguien la nombra. Los visionarios que la crearon, Steve Rubell y Ian Schrager, crearon un templo lúdico sin comparación aún en el resto del mundo. A Studio ibas a ver y a mostrarte, a jugar, a dejarte llevar. Si eras de los afortunados en poder entrar, dejabas en la puerta los prejuicios para zambullirte en el hedonismo más genuino.
El SIDA se llevó a Studio por delante, como a toda la generación que la disfrutó, pero los que sobrevivieron, cuando la recuerdan  no pueden evitar que una sonrisa les ilumine la cara. Música disco, drogas, noches que no terminaban al amanecer, excesos de todo tipo... Studio era el templo, el escenario, el lugar donde había que estar.
Todo esto viene a que hoy cumplo 54.




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