miércoles, 6 de febrero de 2008

Más cerca que nunca de los tres

años sin fumar y ni tiempo tengo de quejarme, como cada mesversario, de las ganitas que sigo teniendo, a ratos, de meterme un piti entre pecho y espalda. En este tiempo que lleva mi madre hospitalizada he aguantado con mi propia mano dos cigarrillos ajenos ("aguanta el cigarrillo, que cojo el móvil", "aguanta el cigarrillo, que busco el móvil" y variaciones sobre el mismo tema) como si nada. Bueno, como si nada-nada no, que a estas alturas ya no puedo mentirte. Con pasión arrebatadora por meterle una calada al cigarrito de marras que lo dejara agotao hasta el filtro, pero aguantando estoicamente, que si lo dejo, lo dejo (de momentoooo).

Mañana trasladan a mi madre a un centro de convalecencia del que tengo buenas referencias y está al lado de casa. Se va del hospital de Sant Pau con la cabeza bien alta, tras romper el corazón de más de un sanitario. A las enfermeras, a pesar de que la han tratado con mucho cariño y paciencia, ha terminado odiándolas un poco tras una mala singladura, con indios incluidos sentados en círculo. Hoy, una mujer horrible le pedía plumieres para niños de fuera, pero ella no ha cedido ni un palmo. No volverá a caminar sola aunque intuyo que vamos a viajar sin parar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Casi casi tres años sin piti! CAMPEONA!!!!!!!!!!! Muaaaaaaaaaaaaa!


Silvia.

Carme Sànchez Martín dijo...

Bien, bien, bien!!!!!Plas, plas, plas (aplausos)

Djabliyo dijo...

No me quito el sombrero ante tí, porque no llevo, que si no...

Felicidades, guapa!

(Ah, y a ver si nos vemos más, aunque no sea en el Wok Gu)