De momento sólo hay una víctima mortal: Luis Conde. Era militar y estaba en Santoña (Cantabria) de vacaciones. De los ocho heridos en el mismo atentado, hay una anciana grave que está ingresada en un hospital. Con un poco de suerte, remonta y no tenemos que lamentar nada más.
ETA mata con eficiencia porque es su negocio. No en vano se entrenan en los mejores y carísimos campamentos de adiestramiento paramilitar. A estas alturas es muy difícil distinguir sus objetivos políticos, totalmente desautorizados desde que mataron por primera vez. Fue a un guardia civil de 25 años, José Ángel Pardines Arcay, que controlaba el tráfico en una carretera en obras. Ya desde el inicio, los asesinos de ETA demostraron su ralea.
En cualquier caso, estos momentos de dolor sirven para conocernos mejor unos a otros. Hoy, en "Las mañanas" de Cuatro, el tertuliano Arturo González ha demostrado no ser mucho mejor que los asesinos.
Sin pudor alguno, y aprovechando la difusión que proporciona el medio, ha iniciado su intervención en la mesa lanzando, de forma cobarde y torticera, una cuestión que al parecer le ha hecho una amiga. Ésta, a propósito del atentado, le ha preguntado el porqué no se les da la independencia a los vascos, si eso es lo que quieren, y así acabarían los atentados.
Una burrada de tal calibre ha traído al pairo al resto de la mesa, excepto a la Campoy, que se ha visto obligada, con voz aterciopelada, a decir que ella siempre ha creído que también hay vascos que no desean la independencia. El tal González ha seguido hilvanando gilipolleces, cargando contra Ibarreche el primero, contra Montilla y los presupuestos, después (pobre Pepe, tan callado él), contra Zapatero, porque de él es la culpa de que matasen a Jesús, etc.
Ya no le escuchaba. Seguía pensando en la perversa analogía entre vascos y ETA, que muchos mal llamados periodistas, con acceso a canales de comunicación de masas lanzan sin el menor pudor.
Decir que los catalanes somos avaros, que los murcianos son horteras, los gallegos traicioneros y los andaluces gandules, por poner unos ejemplos, no es nada más que ignorancia, y necesidad de encuadrar al desconocido como ejercicio de reafirmación simplón, no pasa de ahí y los descerebrados que lo creen son eso, descerebrados y gandules intelectuales.
Pero insinuar -aunque sea de forma cobarde y velada como ha hecho el canalla de Arturo González hoy- que ser vasco es equiparable a ser etarra es una canallada. Habrá vascos que apoyen a la banda de criminales, pero estoy segura que pensar que asesinar a traición es una vía legítima para solventar situaciones adversas al independentismo no es el pensamiento mayoritario entre los euskaldunes, ni mucho menos.
Tenemos ETA para rato. Por cierto, impresionante cobertura de Antena 3 a las declaraciones de Mariano Rajoy, líder de la oposición, ante el atentado. Talmente como si Rajoy fuera el presidente del Gobierno. Ya, hace años que dan ese trato a todo lo relacionado con el PP, pero mi base deontológica, periodísticamente hablando, consigue que siga flipando con esa cadena de televisión. Mira, hoy me han pillado atenta.
ETA mata con eficiencia porque es su negocio. No en vano se entrenan en los mejores y carísimos campamentos de adiestramiento paramilitar. A estas alturas es muy difícil distinguir sus objetivos políticos, totalmente desautorizados desde que mataron por primera vez. Fue a un guardia civil de 25 años, José Ángel Pardines Arcay, que controlaba el tráfico en una carretera en obras. Ya desde el inicio, los asesinos de ETA demostraron su ralea.
En cualquier caso, estos momentos de dolor sirven para conocernos mejor unos a otros. Hoy, en "Las mañanas" de Cuatro, el tertuliano Arturo González ha demostrado no ser mucho mejor que los asesinos.
Sin pudor alguno, y aprovechando la difusión que proporciona el medio, ha iniciado su intervención en la mesa lanzando, de forma cobarde y torticera, una cuestión que al parecer le ha hecho una amiga. Ésta, a propósito del atentado, le ha preguntado el porqué no se les da la independencia a los vascos, si eso es lo que quieren, y así acabarían los atentados.
Una burrada de tal calibre ha traído al pairo al resto de la mesa, excepto a la Campoy, que se ha visto obligada, con voz aterciopelada, a decir que ella siempre ha creído que también hay vascos que no desean la independencia. El tal González ha seguido hilvanando gilipolleces, cargando contra Ibarreche el primero, contra Montilla y los presupuestos, después (pobre Pepe, tan callado él), contra Zapatero, porque de él es la culpa de que matasen a Jesús, etc.
Ya no le escuchaba. Seguía pensando en la perversa analogía entre vascos y ETA, que muchos mal llamados periodistas, con acceso a canales de comunicación de masas lanzan sin el menor pudor.
Decir que los catalanes somos avaros, que los murcianos son horteras, los gallegos traicioneros y los andaluces gandules, por poner unos ejemplos, no es nada más que ignorancia, y necesidad de encuadrar al desconocido como ejercicio de reafirmación simplón, no pasa de ahí y los descerebrados que lo creen son eso, descerebrados y gandules intelectuales.
Pero insinuar -aunque sea de forma cobarde y velada como ha hecho el canalla de Arturo González hoy- que ser vasco es equiparable a ser etarra es una canallada. Habrá vascos que apoyen a la banda de criminales, pero estoy segura que pensar que asesinar a traición es una vía legítima para solventar situaciones adversas al independentismo no es el pensamiento mayoritario entre los euskaldunes, ni mucho menos.
Tenemos ETA para rato. Por cierto, impresionante cobertura de Antena 3 a las declaraciones de Mariano Rajoy, líder de la oposición, ante el atentado. Talmente como si Rajoy fuera el presidente del Gobierno. Ya, hace años que dan ese trato a todo lo relacionado con el PP, pero mi base deontológica, periodísticamente hablando, consigue que siga flipando con esa cadena de televisión. Mira, hoy me han pillado atenta.
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