lunes, 20 de septiembre de 2010

Me fluctúa un amigo y eso me tiene intrigada. En mi fuero

interno, creo que es Facebook el que se equivoca, y un día me contabiliza 221 amigos y otros 222, habiendo empezado la danza del amigo en los 219 (¿218? ¿220?).

No tiene la menor importancia, ya que de esos 221 ó 222, apenas veinte son amigos de verdad. El resto son personas que pasaban por allí y me han interesado suficiente como para aceptarlos en mi red.

Sólo que esta variación continua de miembros de amparoland me ha dado qué pensar. Lo fácil que me resulta conectar con algunas personas porque algún detalle de la información superficial que cruzamos es divertido, o interesante o retador. Y lo difícil que es repetir lo mismo en la vida, porque la relación personal implica un esfuerzo y un desgaste que ahora mismo no estoy dispuesta a brindar. Prefiero focalizar energía en los amigos de verdad que se merecen mimos.

Doscientos veintidós amigos (o doscientos veintiuno) son demasiados. Creo que dejo aquí la entrada y me largo a Facebook, a revisar quién está pero no es y decidir qué hago con ello.

4 comentarios:

Laura Abella dijo...

¡Bloquearle/a por indeciso! Ea! #eslunes.

Viajero de la vida dijo...

jajajja...a mi tambien me fluctua uno...pero bueno...que mas da..total despues es mi cumpleaños y nadie me felicita...

roser_pen dijo...

No me borres todavía no me borres por favooorr no me borres todaviaaaa, que hasta la guitarra mía llora cuando dice adios! (ponle música, que sin ella no tiene gracia ninguna)...
Besico

Majo dijo...

Me intriga qué pasó cuando finalmente entraste en facebook...
¡Qué bonito mar! Creo que desde ahora te leeré en original.
=;-D