Ha aparecido en el trabajo esta tarde sobre las 7. Se ha sentado en una esquina de la mesa mientras yo tecleaba sin descanso para evitar mirarle de frente. Él, con absoluto descaro, ha clavado sus ojos en mi, sonriendo. Es un cabrón. Ahora estoy en casa y me he asegurado de que no entrase conmigo. Temo que deba estar planeando la venganza. Espero que no logre colarse porque hoy no tengo mucha fuerza para impedirle nada.
Mañana será otro día.
Mañana será otro día.
Mañana será otro día.
Mañana será otro día.
1 comentario:
Acabo de leer tu blog (una no se puede perder unos días; la de cosas que pasan!!!) y,
a) me gustaría saber cómo está tu madre
b) me gustaría saber cómo estás tu
El orden de las preguntas es casual :)
Es que me has dejado un poco preocupadilla con el tono de tus explicaciones.
Por cierto, que contagiada por el espíritu del "¿porqué fumo?¿soy idiota?", Mireia también lo ha dejado hace tres semanas. Estoy de mega-suerte, ya ves. Mis dos amigas abanderadas de la causa tabaquera habéis roto filas. Ella está como poseída por un ligero mal humor, sobre todo los primeros días, y físicamente se encuentra regulín-regulán, chafadilla y con muchísima tos, pq del humo que se ha llegado a tragar debía tener los pulmones a punto de cantar el "chim-chimini" para que apareciera el deshollinador.
Pero... eso sí... sorprendentemente sin mono (aún) ... y una piel... Tan poco tiempo y ya es como si hubiera pasado un mes en el Hipócrates y rejuvenecido cinco años. Verídico.
Besote, campeona.
:) duaita
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