me iba a enganchar con el equipo médico habitual. El combate fue ayer, con el neurólogo futurólogo (el tercer día, cuando logré hablar con los médicos y les pregunté, con más miedo que vergüenza, si mi madre iba a vivir, este hombre me respondió, movimiento sinuoso incluido "espera que saco la bola de cristal". Me quedé tan perpleja que ni le contesté. Sólo le miré y el también se puso serio).
En fin, volviendo a ayer, estuve esperando que apareciera dos horas largas más allá del horario marcado. Después de una discusión estúpida tipo "te he buscado y no estabas". "Pues estaba en la habitación sin moverme". "Pues no estabas". "Pues si estaba". "Pues tu más". "Pues tú hasta el infinito y más allá", logré volver a centrar el tema en mi madre. Ayer fue un mal día para ella. Y anteayer también. Y yo, como no tengo personalidad, comparto su estado de ánimo
Hoy he vuelto a hablar con el médico. Me ha sonreído (y/o enseñado los dientes). Yo también a él (y/o enseñado los dientes), porque la educación lo es todo. "Te he buscado y no estabas" (oh, no, me niego a empezar de nuevo). "Vale, si, ¿qué tal la ha visto hoy?". "Mucho mejor, etcétera, bla, etcétera". En ese momento me ha salido una sonrisa de oreja a oreja y él también se ha relajado. Bueno, la cosa evoluciona neurológicamente, pero ahora falta ponerla en marcha en el aspecto físico. Ellos (el hospi) se resisten a tener a mi madre más tiempo del necesario para curarle las infecciones. Y yo, cuando llegue el momento, aplicaré la resistencia pasiva. Hasta que monte el MASH en mi casa, mi madre no se mueve de ahí.
Cosas buenas:
Ha tenido los ojos abiertos casi tres horas (eso es magnífico, y tampoco hay mucho más que ver en aquella habitación).
Ha recibido mil doscientas visitas (aproximadamente).
A cada visita le ofrecía un café y me pedía que también le diera uno a ella.
Cada vez se la entiende mejor cuando habla, y aún vocaliza más cuando suelta sapos y culebras por su boca.
Cosas malas:
El visiteo, aunque la anima, la ha cansado mucho. Habrá que racionarlo.
Sigue sin poder comer y hace dos días que ni siquiera le dan proteína por sonda gástrica por una complicación en el sistema digestivo. Adivina quién está cerca cuando ruge de hambre y sed.
Cosas curiosas:
Mi perra la fue a ver ayer por la noche.
Un gato pasea por la habitación.
Alterna las llamadas a "mamá" con las llamadas a "Amparo". Como mi abuela y yo nos llamamos igual, las enfermeras van locas. Una hasta creyó que Amparo I estaba viva y puso unos ojos como platos, pero es que llevan mucho estrés, pobrecillas. Estoy por llevarles unos trankimacines que me han sobrado, que seguro los agradecen más que los bombones.
Cosas estupendas:
La asistenta social es una caña y me ha proporcionado un montón de direcciones útiles para lograr ayudas. Mañana empiezo el zafarrancho "quiero una cama y una grúa y una persona para ayudarme y una fisio y una... ¿qué más tienen que me pueda llevar gratis o casi?".
Por una vez, ser de clase baja-alta nos va a beneficiar, o eso parece.
Continuará (espero).
2 comentarios:
Gracias, me gusta saber de ella y si puedo hacer... tu diras.
Dale un beso, por mi
te deseo que todo pase pronto, muchos animos. Al menos está contigo, yo perdi a mi madre muy joven, hace casi 20 años, y casi pierdo a mi hijo recien nacido en un hospital, por uno de esos virus o bacterias o desidias o incompetencias hospitalarias.
Suerte y un abrazo muy fuerte
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