martes, 8 de enero de 2008

El pronóstico no es bueno, ni malo,

es raro, del tipo "no sabe, no contesta". Los neurólogos de mi madre dicen que en diez días, para casa, la enfermera asignada casi se muere de risa cuando se lo he comentado y me ha dicho que la cosa va para largo, si es que va (hoy ha sido un mal día). Los fisios (dos visitas de diez minutos cada una en siete días) dicen que con tiempo y esfuerzo se podría recuperar un 10% de movilidad (ahora es 0, así que un 10 es mucha).

Resultado: durante una semana he sido paciente y me he mantenido tranquila pero mañana empezaré a gritar. No siempre es necesario hacerlo en voz alta para que te hagan caso. A veces, susurrando en el oído apropiado se logran resultados sorprendentes. Ya me he cansado de tanta gilipollez y de que mi madre sufra, y mucho, sin sentido. Nadie ha hablado con su hematóloga, doctora que hace 20 años que la lleva, aunque hace días que les dije que administrarle aspirina podría traer serias complicaciones y les pedí que se pusieran en contacto con ella. Hoy han decidido que quizá le consulten al médico de planta unas disfunciones gástricas que deberían haber desaparecido hace cuatro días porque el volumen abdominal empieza a ser escandaloso. Nadie vigila si un cuerpo con peso muerto y ninguna capacidad de reacción resbala de la silla donde la ligan con sábanas para espabilarla (menos mal que sé en qué armario guardan las almohadas y puedo improvisar un parapeto). Malas caras si aviso porque a mi madre le duele la cabeza y se queja y luego varios empiezan a correr cuando la enfermerita de turno le toma la tensión y ve que llega a 20, aunque el dolor de cabeza sea uno de los indicadores claros de la descompensación, con el posible riesgo de una nueva embolia si no la bajan con rapidez.

No hay nada como pasar una semana en un hospital para sacar lo peor de uno mismo. Mañana empezaré a ser la Amparo de siempre: la hija de una paciente que se convierte en la peor pesadilla del equipo médico habitual.

Me tienen hasta los cojones, y cuando digo cojones quiero decir exactamente eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lógico que te tengan hasta los cojones porque manda huevos cómo funciona a nivel humano el tema médico en este país. A mi madre, en tratamiento por depresión desde hace diez años, la están visitando en el Clínico para un posible diagnóstico neurológico como mínimo preocupante, ya que cada vez tiene menos memoria. Pues van y la semana pasada via fría carta de correo y a su nombre, le dicen así de plano que según las pruebas presenta un probable Alzheimer. Y ya está. Como quien dice café. A la burocracia pura y dura. Suerte que mi padre interceptó la carta, porque si no se acabó cualquier tipo de vida emocional digna ni para ella ni para él. De denuncia :-( Muchos besos. La dui.

Anónimo dijo...

Con la sanidad has topado. Ánimo con todo.

Lucía Solís dijo...

Mi experiencia hospitalaria en el año y medio de cancer terminal de mi madre me hace aconsejarte que muestres tus cabreos y quejas.
Mi madre me reprimía porque era muy prudente y por miedo a que si me quejaba la cuidarían peor ¡pobreta! Pero el día que me cuadré y me fui a presentar una queja, corrieron todos... Es duro pero, funciona.
Ei, no te llamaré pero si necesitas cualquier cosa... ya sabes donde encontrarme. Besos

foscardo dijo...

Tiembla Doc House ha llegado Amparo!!! Aissss que todo eso que cuantes me suena a tan normal...
Lamentablemente no tenemos los hospitales de las teleseries con pedazos de tios como el bilches y george clooney.