martes, 9 de junio de 2009

No me importa que no estemos de acuerdo, lo que

me saca de mis casillas es la doblez, la cobardía, la imposibilidad de que discutamos cara a cara. Eso es algo que me supera porque detesto a los cobardes.
En una entrada del mes de marzo sobre el aborto y la iglesia, alguien que ha pasado por aquí hace un par de días dejó un comentario anónimo. Aunque es una nota tontaina que mezcla el aborto con la doctrina nazi y cuyo fondo me importa un rábano, me he enfadado. No porque esa persona, a la que ni conozco ni tengo el mínimo interés en conocer, entre en mi territorio y opine (qué poco trabajo tienen algunos), sino porque lanza su perorata escudándose en el anónimo. ¿Cual es el problema? ¿Crees que tu opinión no vale suficiente para firmarla?
No quiero trolls en este bloc. Ya me costó echar a uno en el pasado y puedo volver a hacerlo, pero no me apetece. si no te gusta lo que escribo, pasa de largo. Seguramente tampoco me gustarías así que ¡ancha es la red!

Por cierto, el cobardica dejó el mismo comentario en Interletraje, mi otro bloc. En aquel lo he borrado porque no es plaza para dirimir nada que no sea literatura. Ya, igual los libros también te dan grima, pero yo decido dónde puedes escupir, que para eso entras en mi casa.

1 comentario:

roser_pen dijo...

Acabo de leer el discursito del anónimo de marras, y mira, a la tercera línea ya estaba bostezando!!!
El hecho de que suelte su rollo y no lo firme, ya nos da una idea de la clase de persona que es. Será que no tiene quién le escuche? O será que trabaja en Intereconomía y le da vergüenza dar la cara?
Por cierto, has visto el anuncio de la cadena en cuestión dónde un feto le habla a una ministra diciéndole que por su culpa no podrá ver el mar porque su mamá está pensando en abortar???
No, en serio, es muy fuerte!!!