lunes, 23 de marzo de 2009

Lunes 23, tercera quimio por la mañana y ocho guardias urbanos

en la puerta de mi casa por la tarde. Pero antes...

El caso es que, sobre las 13 h. estaba yo iniciando la tercera hora de fuego en el cuerpo, mirando pelis en mi flamente ultraportátil de 10", regalo de mis amigos para mi cumple, cuando recibo una llamada de Gabriela, la cuidadora de mi madre.
"Amparo, llevamos 40 minutos (CUARENTA) encerradas en el ascensor"
"Ahhh"
"Tranquila, ahora nos sacan. ¿Vamos al médico como estaba previsto, o volvemos a casa?"
Amparo, de corazón latino y mente germánica, piensa que tanto el médico como el mecánico ascensorista deben hacer su trabajo, así que envío a mi madre y a su cuidadora al médico, con la esperanza de que un servicio de reparación de urgencia solvente la avería, y más al comprobar que en el edificio vive al menos una persona en silla de ruedas.

A las dos de la tarde me desconectan de la máquina, adios, adios, ligero mareito que me hace desear un taxi pero recapacito y bajo en bus, y apenas pico el billete y me siento recibo otra llamada de la cuidadora.
"Que hemos regresado del médico y el del ascensor se ha ido a comer sin haberlo arreglado".
"Ahhhhh"

Tras un ligero pavor inicial por la ecuación madre en la calle+sin comida+sin medicación+con un mareo del quince (yo)+a la mierda la imagen de una Amparo post-quimio tirada en el sofá, sitúo Roma, ubico Santiago y empiezo a remover todo lo que se deja.

"No te muevas de la puerta que estoy llegando. Nos vamos a comer a un restaurante hasta ver qué pasa"

14:40, llego a mi portal.
Hablo con el presidente de mi escalera, que es un hombre amable y atento pero resolutivo, valiente y con iniciativa no. Le saco sin problemas el teléfono de Ascensores Zener para tratar de gestionar la reparación de urgencia con algo más de rapidez que la usual. O por lo menos, una explicación que me de la pista de a qué atenerme.

Me llevo a mi madre y a la cuidadora a comer a un restaurante junto a casa. 30 eurazos menos en mi cuenta.

15:15, primera llamada a Ascensores Zener que me deja perpleja. Efectivamente, el mecánico se ha ido a comer, decisión que le pertenece por completo. ¿Qué cuándo regresará? No lo saben, pero tratan de localizarlo y me llaman. Bien, muchas gracias, clonk, clonk.

15:25, segunda llamada a Ascensores Zener. No hemos podido localizar al mecánico porque el móvil de la empresa no debe ir bien (procedo a secar el vinagre de mi plato de ensalada para que no me escuezan los ojos por si acaban saltando de sus órbitas). "Ya, y ¿hay alguna otra forma de localizarlo en un caso como éste" (pongo a las chicas que me atienden en antecedentes por segunda vez). "Tranquila, la llamamos para decirle algo".

15:50, Antes de empezar a recorrer hospitales buscando a un mecánico de ascensores, llamo por tercera vez a la compañía. Siguen sin noticias de su empleado. La conversación ya no fluye con el chi correcto y las chicas lo notas, vaya si lo notan.

16:20, el dueño del restaurante empieza a recoger. Como mi madre, en su vida pasada fue una gran clienta, no sólo viene a besarla sino que nos proporciona asilo político con gusto.
Trato de pagar con tarjeta, me dicen que sólo billetes y dejándoles a mi madre en prenda salgo en busca de un cajero.
Oh casualidad, Aida me encuentra cruzando hacia el banco y ya no se separará de mi hasta las siete de la tarde, aproximadamente.

16:30, regreso con Aida al restaurante, ya con cash para rescatar a mi madre (aunque dudo por un momento habiéndola dejado en prenda... ) y decido tomar un cortado en compañía de mi amiga.

16:50, Llamo al 112, a ver si me echan una mano porque mi madre, tras cuatro horas en la calle necesita regresar a su casa, a su cama, a su calma. Pregunto si llamo a los bomberos para que la suban y les paso la factura a Ascensores Zener y deciden comunicarme con la Guardia Urbana.

Me responde una simple teleoperadora, aunque muy corporativa, que me sugiere que sean los vecinos los que suban a mi madre cuatro pisos por la escalera. Al recordarle, con tono Corcuera, que la Guardia Urbana es un servicio público al servicio de la ciudadanía, resuelve consultarlo a instancias mayores (desde una centralita de telemarqueting se comunica con la centralita real de la Guardia Urbana, dos mesas más allá si no han cambiado las cosas desde que conocí el servicio hace unos años).

La tontaina de sugerencia ligera me dice que ahora me envían una patrulla.
"Define ahora, porque estoy en un restaurante y quiero saber cuando tardarán".
"Ah, si está en un restaurante a ver cuanto tarda usted en llegar porque igual va a ir la patrulla y no la encuentra".

Pregunto rápidamente al Universo si es necesario para mi crecimiento holístico seguir tratando con infrahumanos. Ante la falta de respuesta contesto a la telefonista con ínfulas de Teniente Furillo que estoy a un minuto de casa y que seguro que seré yo quien espere a la patrulla, ¿o acaso ya están subiendo por mi calle?" Clonk, clonk.

17:10, a todo esto, como pensaba estar en mi sofá, cuidándome, he programado para esta tarde cuatro entrevistas con nuevas cuidadoras con la esperanza de encontrar quien sustituya a Gabriela la maravillosa, que regresa a Bolivia porque su marido no encuentra trabajo, y yo la despediré con lágrimas en los ojos.

Empiezo a recibir (es un decir) a mis candidatas en un estupendo banco de la Avenida Gaudí, frente al portal de mi casa para controlar la llegada de la policía que , aunque aún yo no lo sepa, acabará resolviendo el marron de una ancianita con embolia que lleva ya más de cinco horas en la calle.

Aida se hace cargo de mi madre, me dice que ya controla ella a la guardia Urbana,cuando aparezcan, y empiezan a agolparse vecinos frente a mi mami. Yo voy haciendo entrevistas, mareo va, mareo viene, y con mala leche instalada.

17:30, Última llamada a Ascensores Zener. Otra chica me dice que han llamado al administrador de la finca avisándole de que el mecánico volverá a las 18:00 (debe ser las 18:00 zulú sudafricanas, a donde el tio ha ido a tomar unas tapas aprovechando la oferta mediodía de Vueling, porque si no no se entiende). "Pero habíais dicho que me avisaríais a mi". Rujo "tendrán noticias mías. Gracias por nada" (gran frase que siempre quise decir) y clonk, clonk.

17:32, Nueva conversación con la telefonista de la Guardia Urbana, "que ya llevamos un ratillo aquí y tus chicos no aparecen". "Dijiste que estabas en un restaurante", "Y al parecer no te quedaste con el dato que te di sobre que tardaría un minuto en llegar a mi portal".

Reconozco que casi me enternece la defensa pueril pero encendida de su ineficacia que hace la pobre desgraciada. Insiste en lo de que la suban los vecinos. La cuelgo sin enviarla a la mierda. Me estoy haciendo mayor.

17.40, Mi vecina Paqui, que se ha unido al club, vislumbra en el horizonte dos coches patrulla, dos, tratando de entrar en contra dirección por la esquina de mi casa. "Bajo a por ellos porque tienen pinta de ser los rescatadores". "¿Dos coches para una ancianita?, Mamá, ¿tienes acaso ficha policial?", pero aparco el interrogatorio para terminar la segunda entrevista a otra candidata a cuidadora. Una tercera me espera a pie derecho en la calle esperando su turno. En este momento de la tarde acaricio la idea de contactar con Almodovar e informarle de mi existencia y circunstancia.

17:45 Por fin llegan OCHO policías, dos en cada coche, dos a pie y dos más en moto.
Se arremolinan alrededor de mi encantadora madre y ejercen de lo que son, hombres que pretenden mandar todos a la vez. Aplazo la siguiente entrevista (la chica encantada, esto no se vive todos los días) y me pongo a organizar a la Guardia Urbana.

"Hay que subirla cuatro pisos, ¿habéis traido silla de transferencias" El que está a la cabeza de la dotación traduce un "¿locualo?" en "Jamás hemos hecho esto".
"Virgendelamorhermoso, pues me dejáis mucho más tranquila"

"Llamemos a ambulancias, dice el Guardia Canoso, y que vengan ellos con la silla, que seguro saben como se hace".
"No llaméis a nadie que voy a por la solución", que me sugiere mi vecina Paqui: ir a la ortopedia y pedirles una silla ligera.

Dicho y hecho. "No llaméis a la ambulancia hasta que vuelva", proyecto en tono bronco por culpa de un constipado. Paqui y yo regresamos con la silla-solución y ya tengo a ocho hombres mirándome con admiración. Estoy acostumbrada y no paro mientes, pero me preocupa el momento "Annapurna".

18.00 Mientras ellos entran a mi madre en la portería le digo a Aida que , cono el tinglao que he montado, si en ese momento aparece el mecánico de Ascensores Zener le doy una patada en los güevos. Ella me da la razón pero me pide que no lo haga delante de la policía local, "porloquemásquieras".

18:02, Ante ocho tíos decidiendo cómo transfieren a mi madre de una silla a otra, les cuadro y les doy las pertinentes instrucciones, que siguen sin discutir y con cierto alivio.

A continuación, les digo que subo yo primero para abrir la puerta cuando la expedición llegue a la cumbre, motivo por el cual me pierdo como mi madre se tima con uno de ellos, al que sólo debe llevarle unos cincuenta años, quinquenio más o menos, aunque eso lo sabré más tarde, cuando ya esté en su cama, cambiada y a punto de cenar.

La verdad es que los ocho aguerridos muchachotes, todos unos piezas de mucho cuidado (1,80 el más bajito), suben a la ligona en un plis plas.

Desde aquí, mi mayor agradecimiento a este equipo de la Guardia Urbana, que hoy me ha solventado un marrón importante, demostrando que no sólo se dedican a poner multas y sanciones. Bravo, por ser educados, atentos, humildes para aceptar las indicaciones pertinentes y por entender el nerviosismo de una hija que no siempre habla con el tono adecuado en momentos de tensión.

19:10 El ascensor está arreglado por un mecánico ninja al que nadie ha visto en las ocho horas que ha durado el episodio. Ascensores Zener, tenéis un servicio de urgencia de mierda que será convenientemente reclamado.

"Amparo, tienes que entender que estás pasando por un proceso físico y emocional que require que te concentres en ti".
"Hahahahahahahahahahahahahahahahahahahaha. Ayyyyyyyy, si con la terapia de la risa que me dáis gratis salgo como nueva. Hasta dentro de tres semanas, que ya será la última quimio". Pero con la familia que me ha tocado, seguro que no será la última aventura.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

y... yo cuando leo cosas de estas, me pregunto... será cierto aquello de que los problemas son directamente proporcionales a nuestras espaldas?... Un beso!

Carme Sànchez Martín dijo...

Si no fuera porque la situación era un punto grave... te diría que me has hecho reír un montón!!!!

Besitos para ti para tu mami y has para los polis machotes!!!

roser_pen dijo...

JO-DER! Carme tiene razón, si no fuera por la gravedad del tema... visto con distancia, parece un episodio de Mr. Bean.
La virgen! dan ganas de ir a por todos ellos (técnico ninja, telefonista de ascensores e infrahumana del 112) y darles de leches!
Ahora, lo mejor de todo: tu madre ligando con la Urbana! Genio y figura! :-DD
1beso
(mañana nos vemos, a no ser que te encuentres peor)

Anónimo dijo...

Primero: uffffffffffffffffffffffff, vaya día!!!!
Segundo: la de gente que se está perdiendo el conocerte! Almodovar, Buenafuente, Obama... Obama no tiene nada que ver con Buenafuente, pero le irías fantástico para ayudarle a construir un mundo mejor.
Un beso muy grande.


Sílvia.

Eva dijo...

La verdad es que no se si Almodovar o Buñuel,pero lo que si es cierto es que podrías escribir un Best-Seller,que eso da dinero, y luego una peli con lo de "basado en una historia real".Por cierto te he mandado un correo explicandote algo de tu interes.
Besos y cuidate

Anónimo dijo...

Lo veo más para Luís García Berlanga.

Realmente, ...sin palabras.

Eva lleva razón; ya sabes lo que opino de eso. Si no lo haces es porque no quieres, arrasabas seguro.

Eva dijo...

Pues a ver si entre todos la convencemos,que no puedes tener más su talento desaprovechado.
O sea que empieza a ejercitar los dedos y a escribir guapa!!
Estamos esperando ya la 1ª edición!
Besos

Anónimo dijo...

Eso, eso!!!!!!
;-)

Sílvia.

anna gonzález batlle dijo...

Boníssim!

Anónimo dijo...

Qué se podía esperar de los de Ascensores Zener si son lo peor de lo peor.Menudos rateros!!!Son chantajistas y manipuladores!!!SE nota que estoy cabreada con ellos.No tienen vergüenza.Qué sepa todo el mundo que manipulan las placas del ascensor y programan averías para cuando ellos quieren.Lo se de muuuy buena tinta.Macarras y ladrones eso es lo que son!!!!!Que se entere todo el mundo de lo que roban!!!Zener al infierno.Ala!!! ya me he "desfogao"

Amparo dijo...

Caramba...