domingo, 21 de agosto de 2005

El tango se equivocó

Veinte años lo son todo, y como prueba el Velvet, un local que era lo más cuando yo era joven y socializaba. Pero lo más hasta el punto de tener un portero que seleccionaba quién iba a tener el honor de divertirse dentro, práctica común a finales de los 80 y durante los 90. Ahora sigue yendo el mismo público con la diferencia que sí pueden entrar los que antes se quedaban en la calle. Fauna y flora, de todo hay. ¿Qué por qué he acabado ahí? Porque celebrábamos que Xavi ha entrado en la treintena (durante la cena me recordó que le conocí a sus 24) y hoy Velvet era una buena opción para tomar la primera. En fin, público peculiar aparte, he aguantado casi una hora. Es tan difícil socializar sin un cigarrillo tras otro... Porque, las cosas como son, a mi me ayudaba mucho trasegar camels en situaciones así, donde estás con muchas personas pero con ninguna en especial y hablas y dices y cuentas pero sin sustancia. Total, que cuando ya no podía aguantar más sin fumar me he largado corriendo y aquí estoy, poniendo por escrito lo mucho que me cuesta codearme de noche con otros humanos sin mis adoradas y cancerígenas muletas. Menos mal que ya estoy en casa. Voy a ver si logro narcotizar al mono y me calmo y que mañana sea otro día.

1 comentario:

Eva dijo...

Això és una dona, això és una dona, això és una dona...