sábado, 6 de agosto de 2005

Se acabó

Terminé con el ayuno. Dicen que da claridad mental, pues debió ser la luz que me entró directa a las meninges la que me alertó de estaba haciendo el canelo. ¡Qué hambre, madre mía! He aguantado cinco días como una reina, ya no me quedan toxinas vivas en mi cuerpo y hoy he vuelto a alimentarme de forma sana y natural, y no como en estos últimos tiempos.
Fruta, cereales integrales, mucha verdura y mucha agua. Ah, y una caminata a paso ligero atravesando Barcelona, de mi casa a la de Duaita. ¡Hala! Tres cuartos de hora de la una a la otra. He llegado, he jugado con los gatos (bueno, con Sadie, porque Max se ha tumbado en un rincón y no me ha hecho ni caso), me he desparramado un rato en el sofá y he regresado en bus. Si sigo así una temporada volveré a tener un peso razonable, dejará de dolerme la rodilla y la espalda y no tendré que comprarme ropa nueva.
Ventajas del ayuno: estaba tan obsesionada con la comida que olvidé por completo el tabaco.
Ayer estuve dando vueltas por webs y blogs sobre tabaco. En verdad os digo que los extoxis estamos más allá que acá, aunque eso sí, la obsesión de dejarlo nos une, seamos de donde seamos. Todos tenemos las mismas neuras, las mismas aprensiones y el mismo temor: ¿seré capaz? Yo no lo dudo. Y por lo menos esta vez no caeré en el error de hace 16 años: "bah, por uno... ".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

I would like to believe in God in order to thank him your link, but I just believe in Billy Wilder, so ... thank you, Mr. Wilder.

Amparo dijo...

My pleasure, Mr. Extrujado.