viernes, 23 de septiembre de 2005

Estaba cocinando un estofado

mientras escuchaba "Minoria absoluta" en RAC 1 cuando han empezado a charlar sobre la normativa que prohibirá fumar en los bares a partir de enero de 2006 que, en este momento, aún es un anteproyecto de ley. Y he tenido una revelación, la segunda en un mes. Hace más de tres meses yo iba diciendo que lo dejaría en 2006, aprovechando lo pesado que iba a ser fumar tranquilamente. Teniendo en cuenta que pertenezco a la media estadística, habrá mucha gente que lo hará (yo lo he dejado antes por una ligera desviación hiperactiva.) Si sumamos los que dejarán de fumar y los que seguirán haciéndolo, pero con actitud retadora debida al cerco, vamos a vivir un principio de año lleno de mala leche, porque dejarlo lo da e ir por la vida desafiando, también. Ommmmmm.

1 comentario:

Tempus Fugit dijo...

Me encanta tu blog. Yo también sé lo que es padecer las iras de la Liga Fundamentalista Anti-Tabaco, y me he planteado dejar de fumar muchas veces. Al final siempre llego a la conclusión de: Nomedalaganaquemeimpongannada. Y sigo fumando. Si no, me resultaría casi imposible escribir. Tú asocias los espacios al tabaco. Yo asocio el tabaco a las ganas de escribir. Volveré a visitarte. Me gusta tu literatura.