Lo se porque tira la ceniza por su ventana, que corre a entrar por la mía. Y no sólo eso. También entra el olor a cigarrillo. Rubio. Aún no sé la marca, dame un par de días. Lo averiguaré a la que me entre una colilla, que será cuando le reviente el tímpano del alarido que pienso meterle.
Además, debe ser un alguien resentido que odia a los ex-fumadores, porque se pone a fumar justo cuando mis defensas están más bajas: después de cenar, a media tarde, sobre las dos de la madrugada... Ahora que lo pienso, el alguien debe fumar a todas horas. Voy a abrir la ventana, que hace un rato que no le huelo y acabo de prepararme un café.
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