
Esta vez han pasado veinte meses hasta que el pensamiento verdemoco se ha materializado. O soy más sabia o mi mente va más lenta. La gran ventaja es que ahora sé que sí pasa, y no me apetece volver a pasar por todos estos post de nuevo con lo que conlleva. No, no. Pero ¡qué cojonudo! el pensamiento verdemoco sigue ahí, dando vueltas, y dando por el saco también. Para compensar, le voy a hacer tal tortilla de patatas a mi madre que apuesto que después de cenar llamará a un notario de urgencia para testar a mi favor (de una vez por todas... )
A ver si el mandala me ayuda a mantener la serenidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario