jueves, 19 de abril de 2007

Aún no sé cómo he podido estar tanto tiempo

sin moto. Superado el ataque de angustia previo a recogerla del concesionario (tueresimbécil, miraquecomprarteunavión, que es como me hablo a mi misma, todo seguido y sin anestesia), he pillado el casco y he entrado en el metro obligada por última vez. He llegado a Suzuki, el vendedor se ha reído bastante de mi, pero ha sido muy amable y bastante paciente cuando no me atrevía a bajarla de la cera porque venían coches.

Dos horas después hemos empezado a hacernos amigas, aunque al principio más que pasear parecía que domaba a un potro. Ah, es "ella". Otras motos son claramente él, pero la mía no. En un punto del trayecto se ha calado y no ha habido forma de que volviera a encenderse hasta un rato largo más tarde. Desgraciadamente, este percance ha sucedido delante de la puerta de un gimnasio masculino (Gayeixample) con el consiguiente cachondeito.

A mi favor he de decir que he superado el "momento bajar la rampa del parking" con bastante dignidad. Lo malo ha sido cuando la he aparcado en mi plaza. Se ve que no quería dormirse, porque no había forma de ponerle el punto muerto. Ella que no, yo que sí. He empezado a sudar bajo el casco. En eso que entra una Ducati 1100, aparca detrás mío y, mientras yo seguía con el vals del punto muerto oigo una voz de tenor que me dice "¿necesitas ayuda?". ¡Diez años con una Scoopy astrosa y nadie me había ofrecido ayudaaaaaa! (me refiero a "nadie guión hombre".) Oye, mano de santo. Ha sido oírle, la niña ha entrado en razón y, por fin, he podido bajarme y ponerle el candado, mientras le sonreía al tenor de la Ducati. "Es que acabo de sacarla del concesionarioooo (le he dicho con voz aflautadilla) y claroooo, pues aún no seeeee... El tenor, con una gran sonrisa, me ha explicado que eso es normal, que cuidado con arrancar con el candado puesto, que es normal que la moto huela a rayos porque el motor está quemando noséquécosas, que felicidades esmuybonita, ya la irás haciendo tuya, etcétera. Yo le escuchaba atentisísima con el casco puesto, a riesgo de parecerle un enano de jardín, para disimular mi melena rubia chorreando sudor; mejor eso que darle una mala primera impresión al chico de Punto Muerto sin Fronteras. "Pues nada --se ha despedido-- ya nos iremos viendo por aquí", y he pensado que sí, que a poco que pueda iremos aparcando cerca. Más que nada, porque está bien conocer a alguien que domina el punto muerto.

Ella, recién nacida para Barcelona.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me siento identificadisimo.
Tu ya sabes Amparo lo que yo sentí cuando compré la moto y la llevé del concesionario hasta el paking. Con la salvedad de yo hacia como.....12 años que no tocaba una moto y me he comprado una 600 con 100 caballos de potencia. Si la tuya es un potro imagina darle gas a esta. Yo tambien tarde como 3 horas y 4 caladas en llevarla de la acera al pavimento con los otros coches. Incluso el chico del concesionario al verme, vino (pq le dio tiempo de sobra de recorrer el metro y medio que habia movido la moto en los 10 primeros minutos) y me dijo :"Hay unos topes para ponerle a los lados por si se cae". Eso!, encima de parecer un pelele y SUDAR, pero SUDAR, SUDAR dentro del casco, encima evidenciando mis carencias de conduccion.
Pero como todo, ahora ya, la moto y yo somos uno. Bueno, al menos se intenta. Cuando hacemos una salida en moto?

Amparo dijo...

En cuanto le coja el tranquillo y ella se tranquilice, eso está hecho. Un dia, con café y plum cake por medio, te contaré los secretos de la amaxofobia... ;-))

foscardo dijo...

ohhhhhhhhhhhhhh que chulaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

Anónimo dijo...

Ole, qué bonita. Amparo sin moto era impensable. Barcelona ya ha vuelto a recuperar a uno de sus iconos. Felicidades y a ver cuando hacemos las presentaciones entre los bebés.

Xavi