jueves, 2 de junio de 2005
Empieza el fin
Sólo me he acordado intermitentemente del cigarrillo desde que me he levantado. Acabo de llegar al trabajo y ya tengo un chicle en la boca. Las dos personas con las que trabajo fuman como carreteros (como yo hasta hoy ¡ja!) y nada más entrar en el local se me ha ido la vista al cenicero de una de ellas, al cigarrillo de una de ellas, al humo que exhalaba una de ellas (es que sólo había una de ellas en el despacho.) Acabo de darme cuenta que mi cenicero con mis colillas y mi ceniza de ayer sigue en mi mesa. Voy a librarme de él, que una de las colillas aún podría aprovecharse. Que día más largo me espera...
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