jueves, 9 de junio de 2005

Una semana

veinte horas y 51 minutos sin fumar. Ni yo me lo creo aún. Hoy Julia me ha dicho que no me imagina sin un cigarrillo. No confía en que me mantenga abstemia, pero lo importante es que yo sí confíe en mi misma. No he pensado demasiado en un fumar excepto hace un rato, cuando he abierto el portátil. El proceso ya no me produce tanta euforia, es cierto, e incluso a veces me parece que nunca he fumado y es que el cerebro es muy taimado. Ayer pasé dos momentos tremendos: a mediodía, comiendo con Xavi en el puerto. Vino, café, brisa marina y él dándole al malboro. Lo superé, pero me costó m-u-c-h-í-s-i-m-o. Por la noche cené en casa de Xavi y Ana. Tremendo. Ellos fumaban como carreteros y a la mañana siguiente me levanté con mal sabor de boca y resaca de tabaco. Igual me estoy volviendo asquerosamente sana. De momento te adelanto que he dejado de fumar 314 cigarrillos y he ahorrado 37,76 eurillos. Tengo un programita que proporciona estos datos. Me lo bajé de quitometro.org y aunque es una tontada, me hace gracia. Mañana empiezo un nuevo trabajo donde podría fumar si quisiera, pero no lo haré. Me faltan tres semanas para dar por concluido el duelo.

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