martes, 14 de junio de 2005

No paro de sacar punta a los colores


Pintar mandalas es una terapia tan buena como comer caramelos sin parar. Menos hoy, que me he liado miserablemente con el ordenador, todas las noches pinto alguno. El otro día, ordenando mi caos, descubrí un compás así que en breve empezaré también a dibujarlos. Hoy apenas me he acordado del tabaco. Y mira que es mala suerte ir a trabajar a un edificio público donde hasta el jefe fuma en estos tiempos de cólera. No daré más pistas por si desembarca la liga anti-humo. Una cosa es dejar de fumar y otra ponérselo fácil a los anticamel. Anda y que les den.

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